Tal tesoro incluye fósiles, como una tortuga de más de dos metros y quince millones de años, encontrada en la ampliación del metro a la Alameda de Osuna este verano y un amplio repertorio de microvertebrados. Todo ello ha sido desvelado en un libro editado por el Gobierno regional que enuncia los hallazgos tras excavaciones y perforaciones que, dice, son cada vez más respetuosas con ese patrimonio, juicio no compartido por ecologistas.
Los hallazgos, en las obras de ampliación del metro de Madrid, de fósiles anteriores y posteriores a la irrupción del hombre sobre la faz de la tierra -frontera que demarca el ámbito de la Paleontología del de la Arqueología- han sido reunidos en un libro editado por las Consejerías de Cultura y de Transportes. En él se da noticia de estos tesoros, ocultos en el subsuelo madrileño desde hace millones de años. Han tenido que surgir obras civiles de la envergadura de las de la ampliación del metro -un viejo anhelo de los madrileños, que se hizo viable a partir del comienzo de la democracia- para que algunos de estos descubrimientos hayan resultado posibles. Así lo explica Alejandra Alarcón, de 29 años, geóloga por la Universidad Complutense, especializada en micropaleontología, que, con más de un centenar de profesionales afines, ha participado en las investigaciones que acompañaron a la ampliación de la línea 5 y que ha sido directora paleontóloga, entre otras obras, de un tramo de la línea 7.
"La última gran tortuga fue hallada este verano en el pozo de ataque de la línea a la Alameda de Osuna", señala Alarcón. "Este tipo de fósil puede alcanzar hasta tres metros de diámetro y tener una edad de más de 15 millones de años; sus primeros descubrimientos datan de comienzos del siglo XX", explica.
Pero la científica subraya que macrovertebrados como esta tortuga, con ser tan vistosos, resultan mucho más conocidos que otros fósiles de menor tamaño pero de enorme interés científico. "Gracias a la profundidad a la que descienden grandes máquinas como las tuneladoras, cotas a las que nosotros habitualmente nunca podemos acceder" comenta Alejandra Alarcón, "hemos podido alcanzar los sedimentos que albergan los microvertebrados". Estos son detectados mediante un minucioso proceso, convenientemente protocolizado, que fiscaliza la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid. Incluye los sondeos de las constructoras, que se aprovechan para dar explicación inicial de la naturaleza de los sedimentos subyacentes a las explanaciones y excavaciones. "Una vez evaluados, se realizan nuevos muestreos arqueo-paleontológicos y los vestigios localizados son sometidos a un lavado-tamizado que implica su travesía por una malla con una luz de 0,63 milímetros de diámetro, ya que no se catalogan microvertebrados de tamaño menor". Viene luego el triado, una selección cuidadosa de los microfósiles mediante una lupa binocular que permite iniciar su clasificación.
En Madrid y a lo largo de la etapa de ampliación de metro a partir de 2003, han sido encontrados numerosos grupos de glíridos (lironcillos); crisétidos (hámsteres); esciúridos (ardillas) y vertebrados lagomorfos, conejos o liebres, entre otros restos fosilizados, además de pólenes, cuyo acopio con criterios faunísticos y globales permite descubrir las características de las etapas históricas en las que vivieron: la evolución del contexto vegetal, las pautas de alimentación y otros datos científicos útiles, incluso, para estudiar hoy el cambio climático.
La jornada donde se revelaron estos descubrimientos tuvo por escenario la sede del Colegio de Ingenieros Civiles y ha servido para la reconciliación de los ingenieros de Caminos con los arqueólogos y paleontólogos, antes enfrentados por la muy distinta sensibilidad respecto de los hallazgos de éstos. El potencial de enclaves como el Cerro de Batallones, riquísimo en grandes vertebrados, y el descubrimiento, bajo la plaza de la Ópera de los primigenios Caños del Peral, fascinaron a los reunidos.
En la jornada participaron los consejeros de Cultura, Santiago Fisas y de Transportes, Elvira Rodríguez, y profesionales arqueólogos como Carlos Caballero, Elena Nicolás o Pilar Mena, pionera, hace lustros, del proceso de persuasión a las instituciones regionales sobre la necesidad de incluir la arqueo-paleontología entre el patrimonio más valioso de Madrid.
fuente: El País
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