La exposición "Mosaicos Romanos de Siria. Pintura de piedra", pretende acercarnos al mundo del mosaico, un icono de la arqueología romana.
Se trata de una de las exposiciones itinerantes de la Fundació Arqueològica Clos que, al llegar a su sede central, el Museu Egipci de Barcelona, amplía su fondo con piezas nuevas y excepcionales, algunas de ellas expuestas al público por primera vez. Permanecerá abierta hasta el 19 de marzo de 2007.
Esta exposición comisariada por el Doctor Carles Buenacasa Pérez, profesor de la Universidad de Barcelona, ya había recorrido parte de la geografía española, pasando por Madrid, Aranjuez y Castellón, entre otros lugares, y superando ya los 80.000 visitantes.
En el mundo antiguo, el mosaico era un elemento ornamental de lujo, que permitía construir suelos más frescos con los que combatir los rigores veraniegos. Se trataba de "alfombras" muy valiosas que imitaban el realismo y la perspectiva pictórica, de hecho, eran "pinturas de piedra". Además, pavimentar los suelos con mosaicos caros y estéticamente imaginativos constituía un símbolo de estatus y servía para hacer ostentación de riqueza.
El mosaico de teselas aparece en Grecia en el siglo III a.C. y pronto fue adoptado por los romanos. Ellos no sólo lo usaron para decorar los suelos, sino también para cubrir paredes y bóvedas. Una vez desaparecido el Imperio romano de Occidente, este tipo decorativo perdió terreno ante la pintura, de ejecución más rápida y barata.
Los mosaicos expuestos en el Museu Egipci de Barcelona datan de los siglos II-VI y proceden de Siria, una provincia cuyos talleres musivos eran de una perfección técnica y de una calidad realmente remarcable.
Esta exposición ha sido posible gracias a la cesión de las piezas más significativas de la Colección de Arte y Arqueología del Hotel Villa Real de Madrid, propiedad de Derby Hotels Collection, grupo presidido Jordi Clos, formada por 150 mosaicos de época romana datados entre los siglos II y VI d.C. Se presenta una selección de más de treinta mosaicos. Se ha buscado ofrecer un amplio abanico temático (motivos geométricos, vegetales y figurativos), sin olvidar una pequeña muestra de mosaicos cristianos.
La Siria romana, lugar de donde provienen con mucha probabilidad los mosaicos de la exposición, era un crisol de culturas, como consecuencia de la importante red comercial que la atravesaba, y que se centraba, sobre todo, en su capital Antioquía. El griego era la lengua oficial, como en todo Oriente, y por eso no tiene que resultar extraño que esta lengua aparezca abundantemente en los mosaicos. Al mismo tiempo, entre las piezas integrantes de la exposición también tenemos ejemplos de otras lenguas indígenas, como el siríaco.
La exposición se centra en dos ámbitos de interés: por un lado, mostrar una selección de mosaicos romanos antiguos; y por otro, ofrecer al visitante una breve historia del mosaico romano. Así, la muestra se complementa con información respecto el origen y la evolución del mosaico; su técnica de fabricación y, también, sobre los artesanos que los producían y los clientes a quienes iban destinados. Además, obtendremos una panorámica de la tradición musivara del Próximo Oriente, especialmente de la zona siria, que nos ilustra sobre los principales motivos iconográficos, incluyendo los de temática cristiana.
Fuente: Fundclos
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