Desde la aparición de un resto arqueológico hasta su puesta en valor o la exposición en un museo, son muchos los pasos que hay que dar. Y son muchos los hallazgos que se quedan en el camino. Hace unas semanas se cubrió la construcción industrial romana que apareció en la calle Teniente Andújar.
La arqueóloga de esta excavación cuenta el procesos que se sigue. "Se cubre con subbase -una especie de arena amarilla- y con la capa geotextil , un tejido que impide que se pudra la piedra", explica. De esta forma, el yacimiento queda protegido y debidamente señalado para el futuro.
No es el primer caso ni el último. Hace unos meses se recurrió a este mismo procedimiento con unas piletas romanas que encontraron en el número 105 de la calle Sagasta.
Pero no siempre ocurre lo mismo. Son varias las opciones, cuenta la arqueóloga de la Delegación Provincial de Cultura, Ana Troya.Algunas veces la importancia de los restos provoca que estos se pongan en valor. En otras ocasiones se desplazan y en un buen número de casos, los hallazgos se integran en la nueva construcción. Así ha ocurrido, por ejemplo, con un fragmento de la muralla de Cádiz del siglo XVIII, aparecida en la calle Acacias y que se mantendrá a la vista en el garaje del nuevo edificio. Eso sí, sólo para los particulares.
Son muchos los aspectos que se tienen en cuenta para tomar estas decisiones. "Depende de su tipología y estructura, de su importancia, de los ejemplos que haya en la ciudad y en la provincia y, en gran medida, de su estado de conservación", explica Troya.
Los que logran superar la criba de su destrucción o de volver a la oscuridad de ser tapados, tiene el privilegio de poder ser contemplados y admirados por decenas de ojos. Sin ir más lejos, en el caso del solar del antiguo Cine Andalucía, la importancia del hallazgo ha tenido como consecuencia la puesta en valor de la Factoría de salazones, abierta al público de miércoles a domingo y en la que se muestra un fragmento de la principal industria de la Gades romana. No es el único ejemplo.
El Teatro Romano es tal vez el más llamativo de la ciudad, de hecho, actualmente la Delegación Provincial de Cultura y la de Obras Públicas trabajan para la creación de un centro de interpretación de este monumento y estudian la manera de continuar con las excavaciones y restaurar las partes más dañadas.
Otro proyecto semejante es el de la villa romana de Puerto Real. Aunque actualmente a la espera, lo cierto es que la monumentalidad y la importancia de esta construcción romana provocó que se variase el trazado de la N-IV.Los museos también se nutren de algunos de los hallazgos que deparan las excavaciones. Unas columnas romanas que aparecieron en la calle Suárez de Salazar y un par de sillares de la calle Hiedra, son algunas de las últimas piezas que han llegado al Museo Provincial.
El director del centro de la plaza de Mina, Antonio Álvarez, admite que una vez que reciben el material, ellos también realizan una criba. "Depende de la importancia del yacimiento, de los restos en sí y de la relación histórica con lo que se expone", relata. También es fundamental la forma en la que "explican pasajes de la historia de la ciudad".
Lo que es seguro es que, independientemente de su futuro a la vista u oculto al público, cada hallazgo queda perfectamente documentado. "El arqueólogo hace tres memorias. Una para la Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura. Otra para el Ayuntamiento. Y otra para los archivos de la Delegación. Además, el Museo suele tener una copia sobre los materiales y, además, el arqueólogo puede publicarlo", explica Troya. Incide en este aspecto, ya que cualquier dato es relevante para contribuir a clarificar la historia de Cádiz a lo largo de sus 3.000 años de vida.
Fuente: Diario de Cádiz.
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