19 agosto 2006

Hallan dos enterramientos infantiles "únicos" en el yacimiento celta de Fitero.


El hallazgo de los huesos de dos niños celtas en la excavación de Peñahitero, en Fitero (Navarra), ha sorprendido a los arqueólogos que trabajan en este proyecto.


Los restos, encontrados junto a la muralla, son de un niño de entre 4 y 5 años y de un bebé de meses. "La singularidad de estas dos tumbas radica en que todos los niños celtas mayores de un año eran incinerados como los adultos, y a los de menos de un año se les enterraba bajo sus casas. Sólo cuando se trataba de alguna persona relevante, un príncipe o un heredero, se concedían estos honores", explicó Manuel Medrano. "Es un hallazgo inusual y único en la Península. No existen aquí enterramientos de este tipo con los que podamos compararlos", añadió el arqueólogo.

El niño mayor fue enterrado en una estancia anexa al interior de la muralla. Su cabeza, donde según los celtas residía el alma y el poder, apunta al Oeste (sol poniente, la dirección de los muertos). Su cuerpo está encajado entre dos piedras y sus piernas dobladas con los pies apoyados en la muralla. A su lado, encontraron una cornamenta de ciervo y un diente de jabalí. "La cornamenta de ciervo representa virilidad, velocidad y protección en el viaje al más allá. Los dientes de jabalí son símbolos de guerreros porque representan el coraje y el valor de este animal, que ataca incluso estando herido. Podría tratarse de algún heredero de un líder de la tribu", indicó Medrano.

Los restos óseos del segundo niño no se encontraron bajo una vivienda, "como es habitual", sino dentro del cuerpo de la muralla, que no es maciza por dentro y mide entre cinco y siete metros de espesor. "Es curioso que se construyera dentro de la muralla. En 2005 encontramos también la tumba de un príncipe celta del siglo VI a. C. Es una reproducción en miniatura de una vivienda celta dentro de la que hallamos la cabeza de una persona, un casco de guerra de hierro típico de Centroeuropa, vasijas grafitadas, dientes de jabalí y cuernos de ciervo", resumió Medrano.

Este asentamiento de Peñahitero, en el que se está trabajando desde 2004, está compuesto por un importante núcleo fortificado de 900 metros cuadrados situado en la margen izquierda del río Alhama. Se estima que el área total del asentamiento es de 3.000 metros cuadrados. Según aclaró Manuel Medrano, no se trata de un poblado, sino de una "residencia aristocrática celta", propia de la zona centroeuropea. "Creemos que es un grupo tribal céltico, que se asentó con sus mujeres, hijos y propiedades a finales de la Edad de Bronce. Tenían un sistema social muy jerarquizado y de componente guerrero", añadió Medrano. Además, el "importante volumen" de molinos de piedra recuperados, 97 en total, hace pensar a los arqueólogos que esta tribu controlaba los medios de producción de la zona.

El 31 de agosto terminará la tercera campaña de excavaciones, que comenzó el 3 de julio. Hasta ahora, se han estudiado 45 metros de la muralla y 300 metros cuadrados del asentamiento. La intención de estos arqueólogos es seguir trabajando durante tres campañas más para lograr una visión científica profunda y para que la zona pueda ser visitada turísticamente.

Fuente: Heraldo de Aragón.



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