07 noviembre 2006

La ministra de Cultura aboga por encontrar equilibrio entre economía y patrimonio.

La ministra de Cultura, Carmen Calvo, insistió hoy en la necesidad de encontrar el equilibrio entre la explotación económica del patrimonio histórico y su conservación como parte de la tradición cultural de los pueblos.

Calvo, que pronunció la conferencia inaugural del nuevo curso del Foro Diálogos Córdoba, destacó que el patrimonio histórico nacional se encuentra en unas condiciones «dignísimas» y que España es uno de los principales destinos mundiales del turismo cultural, pero subrayó que el patrimonio debe «explicar primero quiénes somos y después cumplir con su función económica».

Durante su intervención en este foro promovido por la Asociación Córdoba Nuevo Milenio y El Monte, la ministra afirmó que «en caso de duda» entre las dos funciones del patrimonio, se debe preservar la cultural «por cuestiones de solidaridad y de justicia».

En cambio, también hizo hincapié en que la cultura «produce bienes que están en el mercado» y que estos bienes transmiten los valores de cada una de las variedades culturales y sus modos de vida.

Calvo definió la cultura como «la condensación del tiempo en el espacio», porque «las generaciones dejan sus manifestaciones en el espacio», como las películas, las canciones, los libros o las construcciones arquitectónicas, «expresiones del espíritu que tienen que llamar a la materia».

De la concreción del espacio en la materia, nace la pluralidad, pues «se da la circunstancia mágica de que cada individuo mira diferente, en función de dónde ha nacido», de forma que cada una de las especificidades «forman una cultura y todas unidas forman un puzzle», dijo la ministra.
Defendió la diversidad cultural y alertó de que el peligro para la cultura está en «los nacionalismos más extremos» y en los individuos que «se erigen como cancerberos de su propia cultura y deciden qué le es propio y lo que no», de forma que crean sistemas excluyentes.

Criticó que este aspecto de la cultura, utilizada como «instrumento de política y de guerra», se tome para enfrentar a unas culturas contra otras.

La ministra destacó que la religión «también se incluye en el paraguas de la cultura» y definió el sentimiento religioso como «un fenómeno que explica los posicionamientos sobre la vida y la muerte».

Fuente: Malaga Hoy.

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