La historia de Dénia y las relaciones comerciales con el resto de ciudades del Mediterráneo están escritas en el fondo del mar. Los yacimientos arqueológicos subacuáticos esconden las producciones de vino en el litoral valenciano y las exportaciones e importaciones del preciado caldo en época romana. Un pecio puede albergar ánforas y en ellas permanece inalterable la firma de la factoría de cerámica. Todo un conjunto de datos que ayuda a esbozar la vida de un pueblo marinero tras el paso de los siglos.
Gandia acoge del 8 al 10 de noviembre las V Jornadas Internacionales de Arqueología Subacuática que este año centran su debate bajo el lema «Comercio, distribución y fondeaderos. La navegación a vela en el Mediterráneo».
Para el responsable del servicio de arqueología de Dénia, Josep Antoni Gisbert, es un buen indicativo del nivel de investigaciones sobre el puerto de la capital comarcal el hecho de que tres comunicaciones y una conferencia sean protagonistas de este encuentro internacional.
Gisbert explicó que, pese a que las prospecciones subacuáticas no suelen ser las protagonistas de la arqueología en España, en Dénia, sin embargo, llevan 20 años trabajando en el campo del mar.
Una situación que se ha traducido en los primeros estudios sobre el comercio de aceite y vino frente a las costas dianenses (estudio del mismo Gisbert) o la visión de la evolución de la historia de Dénia con los restos arqueológicos encontrados en la playa de la Marineta Cassiana.Josep Gisbert, como adelanto a su conferencia, manifestó que las ánforas que transportaban el vino se fabricaban en los centros de Oliva y de l'Almadrava y se transportaban hasta Dénia por mar. «Los pecios que se han encontrado indican el tráfico marítimo que existía delante de la ciudad, pero no que esta fuera el destino de vinos de fuera de la comarca».
Para ello la segunda vía de análisis para cotejar esos hallazgos submarinos es conocer si en la Dénia urbana se descubrieron las mismas ánforas con la firma del horno de procedencia.
Por ejemplo, en el fondo de l'Almadrava apareció vino de Tarragona que no se ha encontrado en los restos arqueológicos del núcleo urbano.
El arqueólogo municipal añadió que las producciones vinícolas de la Marina Alta probablemente viajaban por mar hasta el puerto de Cartagena, donde se distribuiría a Túnez y Marruecos.
Marcas en los recipientes
El problema está en que las marcas de las ánforas de Oliva y de l'Almadrava coinciden con las de la factoría existente en el Delta del LLobregat al sur de Barcelona. «Lo que dificulta la investigación» apostilló. Aunque todo parece indicar que el vino del Llobregat tuvo que saciar la sed en el norte de Catalunya y la Europa central y el vino del puerto dianense se distribuyó, de haber sido así, en África. «Hay que descubrir marcas de nuestra cerámica en el norte de África» remarcó el arqueólogo, sólo así sabremos si desde Dénia partió alguna embarcación cargada con vino o aceite rumbo a las costas del vecino continente.
Fuente: Levante-EMV
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