Granada.
El Centro de Arqueología Subacuática (CAS) es consciente de que el patrimonio es tan amplio en los 800 kilómetros de costa existentes en Andalucía que es inabarcable plantear prospecciones y proyectos científicos para todos los puntos en los que hay localizados restos arqueológicos, casi un centenar de yacimientos y cerca de mil naufragios. Por ello, su directora, Carmen García, considera vital el trabajo que pueden desempeñar los grupos de investigación de la Universidad.
En provincias como Cádiz, donde se encuentra la sede del organismo, hay más tradición y el trabajo del Centro de Arqueología Subacuática se ha centrado más en esa zona , entre otros aspectos, por rentabilidad del presupuesto por la cercanía del foco a estudiar. Cumplidos diez años desde su creación en 1997, el organismo se marca ahora el objetivo de abrirse a otras provincias con visitas e inspecciones, así como campañas de prospecciones geofísicas.
Pero en paralelo a esa futura línea de actuación, García opina que el papel de los grupos de investigación de la Universidad es vital para avanzar. Y por ello aboga por fomentar e impulsar el trabajo de equipos ligados al estudio del patrimonio subacuático. En la Universidad tradicionalmente han existido muchos grupos vinculados al patrimonio arqueológico terrestre, pero no al subacuático y su participación permitiría ampliar el conocimiento y la tutela del mismo.
La responsable del Centro Andaluz de Arqueología Subacuática sostiene que siempre se ha hecho una separación pero se debe tratar como una misma disciplina. Según aclaró, los objetivos son "idénticos" y los métodos que se utilizan "iguales" aunque las técnicas sean diferentes. Además, los investigadores que se dedican a la arqueología subacuática deben tener la titulación de buceo. Eso es lo que les capacita para intervenir y también lo que les diferencia de los investigadores que se dedican a la excavación de yacimientos en tierra.
Con respecto a la concienciación de los ciudadanos para evitar expolios, García puso como ejemplo que fueron pescadores y buceadores los que alertaron de unos movimientos extraños de barcos en el Golfo de Cádiz que propiciaron la Operación Bahía que se saldó con casi una decena de detenidos. "En general estamos más concienciados, pero el camino es largo y proteger este patrimonio "un reto".
fuente: Granada Hoy
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