Un libro rememora la excavación de una villa descubierta en 1995 en unos terrenos de Repsol en El Morell. El paraje pudo albergar un complejo donde se atendía al viajero.
"Fue muy duro, no solo por el frío y el horario intensivo, sino también por la complejidad del trabajo". El arqueólogo Joan Menchon no olvida el invierno de 1995-1996, cuando realizó una excavación de urgencia para estudiar y documentar los restos de una villa romana aparecidos en El Morell, en unos terrenos en los que la empresa Repsol YPF construía una planta de polipropileno.
Hoy, una década después, los resultados de la investigación son el contenido de un libro, La villa romana dels Hospitals, que ha sido editado por el Institut Català d'Arqueologia Clàssica (ICAC) con la colaboración económica de la propia compañía química.
Calendarios diferentes
Josep Bertran, portavoz de Repsol YPF, explica que el reto de compaginar el interés de los arqueólogos y el de los responsables de la empresa fue difícil. En el sector químico un proyecto debe ajustarse al calendario porque "se plantea cuando las condiciones del mercado son buenas y, por lo tanto, hay que programar el suministro de la futura producción sin dilaciones". Por el contrario, la tarea de los arqueólogos se resiste a ajustarse a plazos predeterminados porque "depende mucho de los hallazgos y su importancia", según Isabel Rodà, directora del ICAC.
La solución consistió en turnos de excavaciones de sol a sol y, en pocas semanas, emergieron dos establecimientos de aguas termales, un área funeraria, mosaicos y estructuras de una villa, construcciones que desvelaron que el solar fue ocupado desde el siglo I antes de Cristo hasta el V, es decir, durante unos 600 años.
"Una de las hipótesis que manejamos es que el complejo fue una especie de estación de servicio, un lugar donde se atendía al viajero", relata Menchon. Estratégicamente situado en la via que comunicaba Ilerda (Lleida) con Tarraco (Tarragona) podía ofrecer comidas, un cambio de montura, un reparador ba-ño o prácticas sanitarias en caso de enfermedad. "No olvidemos que hospital se deriva de hospitalidad", aclara Josep Maria Macias, coautor con Menchon del libro.Por otro lado, el estudio del yacimiento aportó datos sobre un periodo oscuro del Camp de Tarragona. Menchon comenta que se creía que a partir de las invasiones que se produjeron en el siglo III había quedado prácticamente despoblado. "La existencia de una actividad hasta el siglo V desmiente estas interpretaciones, lo que enriquece la visión histórica que tenemos de aquella época", afirma.
Experiencia positiva
A pesar del gran valor del material extraído, que se guarda en el Museu Nacional Arqueològic de Tarragona, el ICAC, Repsol y la empresa Codex, que llevó a cabo la intervención, concluyen que lo más importante fue demostrar que compatibilizar el patrimonio histórico y una actividad industrial es posible. "Quedó demostrado que la arqueología no frena el progreso", según Rodà, que coincide con Menchon en que la experiencia en El Morell fue positiva y puede ser un ejemplo para otras intervenciones arqueológicas. Bertran admite que en un principio había reticencias, pero luego los temores se disiparon porque "todo acabó bien".
La planta fue inaugurada por Jordi Pujol, entonces president de la Generalitat, en abril de 1997, con una capacidad de producción de 190.000 toneladas anuales. En ella se invirtieron 18.000 millones de pesetas (108 millones de euros).
Fuente: El Periódico
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