19 julio 2007

Un yacimiento ibérico de Oliva acumula cientos de restos de cerámica esparcidos


Los arqueólogos denuncian que hay desechos en la zona y exigen la implicación de vecinos e instituciones
Los arqueólogos denuncian que hay desechos en la zona y exigen la implicación de vecinos e instituciones.

Los enclaves patrimoniales deberían estar más controlados para evitar la dispersión de los restos históricos y su expolio. Así lo considera un grupo de expertos encabezado por José Aparicio, responsable del área de Arqueología de la Diputación, quien visitó ayer el poblado ibérico de El Castellar de Oliva, a su necrópolis y a varios yacimientos arqueológicos próximos.

Los arqueólogos, una vez subieron a la Sierra de Mustalla, descubrieron y lamentaron el estado de abandono de este lugar, catalogado por la Generalitat como protegido.

De hecho, todavía se ven esparcidos por la ladera cientos de trozos de cerámica ibérica, entre los cuales destacan los bordes de orzas y restos del cuerpo de vasos “de perfecta elaboración y cocción”. Junto a estos fragmentos se pueden apreciar otros que carecen de todo valor patrimonial: en la zona se acumulan algunas botellas de plástico y algo de suciedad.

José Aparicio explicó que la decoración de la cerámica procedente de El Castellar es muy valiosa e importante por su originalidad. Tal es así que la ornamentación de los diferentes utensilios dan nombre a un estilo: el Oliva-Llíria.

Esta modalidad es peculiar por la elaboración de las figuras humanas, las escenas combinadas de hombres y mujeres, y el tratamiento de animales de una forma muy distinta a la del estilo Elche-Archena, según matizó el arqueólogo.

Aunque se estima que la ocupación del poblado ibérico se inició en el siglo IV antes de Cristo y finalizó antes de la romanización, la expedición realizada ha llevado a los especialistas a proponer la puesta en marcha de sondeos para concretar y estudiar mejor la ocupación.

“Sabemos que a la época romana plena no alcanza porque no han aparecido restos característicos en esta zona”, dijo Aparicio.

El Castellar era un poblado ibérico que ocupaba la cumbre y la ladera oriental del cerro. Toda la parte oriental que mira al marjal Pego-Oliva estaba ocupada por el poblado íbero.

El yacimiento, sin señalizar
Y es precisamente en esta zona es en donde aún permanecen las piezas dispersas. Los arqueólogos apuntaron ayer que el Ayuntamiento de Oliva debería señalizar “convenientemente” el yacimiento, así como informar de que es un punto arqueológico, protegido y un bien patrimonial.

Aparicio puso como ejemplo el cartel informativo instalado en la Cova Foradà, en el cual se subraya que queda prohibida “cualquier transformación”.

El responsable de Arqueología de Diputación expresó que tanto las autoridades como los ciudadanos deberían tomar conciencia de que estos lugares son “archivos documentales”.

Por ello, Aparicio señaló que tendrían que estar sometidos a una “vigilancia periódica” para evitar las excavaciones clandestinas y la destrucción del territorio. También sería conveniente, según el experto, que los técnicos del Ayuntamiento de Oliva se acercaran a El Castellar con la finalidad de que recogieran las piezas y las trasladaran al museo arqueológico para una mejor estudio y conservación.

Pero el valor patrimonial de la zona, según Aparicio, no acaba aquí. Encima del poblado ibérico subsisten todavía muros de piedra en seco, en donde se instaló una fortaleza islámica con torres defensivas que jalonan el muro perimetral.

Fuente: Las Provincias

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