La arqueología sigue dando alegrías en Álava. Si la semana pasada investigadores del Instituto Alavés de Arqueología presentaron el hallazgo de pinturas rupestres en Valderejo, ayer el profesor de prehistoria de la Universidad del País Vasco (UPV) Alfonso Alday y su equipo notificaron el descubrimiento de un túmulo funerario neolítico en el Condado de Treviño. Se trata de un enterramiento con unos 5.000 años de antigüedad, según las primeras especulaciones de los expertos. Eso sí, habrá que esperar a la prueba del carbono 14 para confirmarlo definitivamente.
En el túmulo funerario de San Quílez -así lo denominan los expertos-, que se encuentra estratégicamente ubicado en un pequeño alto de unos 2 metros sobre el valle del Río Rojo, se inhumaron los restos de unas ocho personas que fueron recubiertos con un lecho de piedras.
«Se trata de un enterramiento secundario: los cuerpos fueron expuestos o enterrados en otro lugar para una vez descarnados trasladar algunas de sus partes al túmulo», detalló Alday. Así, tan sólo se han encontrado determinados restos de los esqueletos, principalmente mandíbulas.
Los investigadores creen que la pila funeraria, que se construyó en la época en la que se empezaron a erigir los primeros dólmenes, servía como marcador territorial. Y es que los antiguos pobladores del valle eran agricultores y ganaderos que competían entre sí por hacerse con las mejores campos. «Era una forma de decir que esta es la tierra de nuestros antepasados», explicó Alday.
Los restos humanos descubiertos en San Quílez son los más antiguos que se han encontrado hasta la fecha en el Condado de Treviño. En este sentido, el profesor señaló que la presencia de algunos fragmentos de cerámica y objetos de sílex avala la hipótesis de que el sistema funerario se construyese hace unos 5.000 años.
Destacaron, asimismo, la importancia del hallazgo por tratarse de la primera vez que se encuentra en el País Vasco un sistema funerario con inhumaciones en túmulos naturales de tierra. «Es un rito que no había sido descrito en esta zona hasta la fecha», dijeron. Según sus hipótesis, los autores del enterramiento optaron por utilizar una pequeña elevación del terreno con amplia visibilidad, ya que en el valle apenas hay rocas con las que construir dólmenes.
Por otro lado, los expertos de de la UPV han realizado diversas prospecciones en la sierra de Araico, también en Treviño. Allí se ha constatado la presencia de huellas de extracciones de sílex, un mineral de gran dureza que se usó en la Edad de Piedra para hacer de herramientas cortantes.
En estos momentos se trabaja con la hipótesis de que existiese un sistema de explotación minero bien organizado. Y es que, se han encontrado restos de sílex procedentes de estos yacimientos en zonas de la cornisa cantábrica, como Altamira, y en el Pirineo francés. Los estudios han estado liderados en este caso por el geólogo Andoni Tarriño.
Chabolas de madera
Según Alday, los antiguos pobladores vivían en sociedades «bastante» cohesionadas. «Posiblemente existía un principio de economía del trueque», aventuró el profesor. Seguramente residían en pequeñas comunidades en las que construían chabolas de madera, detalló. Por ello, los expertos de la universidad realizarán nuevas prospecciones en la Sierra de Araico, tras el verano en busca de nuevos yacimientos.
En concreto, estudiarán varios abrigos que en su opinión tienen en principio «potencial arqueológico». Sin embargo, el equipo que dirige Alday, prefiere ser prudente y esperar hasta otoño antes de aventurar más descubrimientos.
fuente: El Correo Digital
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