La historia del castro de Sete Fontes (Barro) se remonta al siglo uno después de Cristo, un emplazamiento en el que convivieron por aquel entonces hasta 1.000 personas. Fue una época en la que, a pesar de pertenecer a la Edad de Hierro, el ganado era símbolo de prestigio y riqueza. Ahora, con el propósito de recuperar el valor patrimonial e histórico del también conocido como yacimiento de A Chan de Monte Güimil, un grupo de arqueólogos inició una campaña de excavación que concluirá en agosto.
Es la primera de tres las fases que consolidarán los restos arqueológicos de este rincón de Barro, situado en la cima del monte y a los píes de la vía romana XIX, un trayecto que unía el norte de Portugal con Asturias y transcurría por la depresión meridiana.
Roberto Aboal lidera al grupo de especialistas en arqueología, y explica la importancia de la actuación, financiada por el Concello de Barro. «Trátase de por en valor o xacemento, avaliando o estado de conservación do mesmo», destaca el experto curtido en este tipo de intervenciones. «Queremos consolidar a estructura e o seu contorno».
Aboal pertenece al Laboratorio de Patrimonio, Peloambiente e Paisaxe de la Universidade de Santiago, una unidad asociada al Consejo Superior de Investigaciones Científicas a través del Instituto de Estudos Galegos Padre Sarmiento. El equipo que dirige está formado por una plantilla que oscila entre 10 y 14 arqueólogos. «É posible que o xacemento tiña que ver co control das vías de comunicación na antigüedade», relata Aboal, detallando la proximidad de esta pequeña ciudad a la desembocadura del Ulla, Caldas, la ría de Arousa y Pontevedra.
De hecho, los trabajos de prospección, que comenzaron el 11 de junio y concluyen el 10 de agosto, también se centran en la identificación de otros vestigios no inventariados y relacionados con el castro de Sete Fontes. «Ao mellor hai restos cerámicos, alfares, fornos», apunta el investigador, para agregar que el castro podría extenderse sobre una superficie de diez hectáreas.
Por otro lado, el equipo de arqueólogos también realiza prospecciones magnéticas para medir las propiedades del subsuelo, una medida que permite revelar «a presenza de estructuras quecidas previamente».
Planes de futuro
Aunque la primera fase de los trabajos es la más importante y en la que se utilizarán más medios humanos y materiales, el grupo de investigación destaca que de no surgir imprevistos, las dos campañas restantes para la recuperación total de esta pieza de cultura castrexa se acometerían en 2008 y 2009.
Entre las actuaciones enmarcadas en esta primera fase de la intervención, los arqueólogos, aunque cuentan con una base cartográfica del lugar, están completando lo que se denomina un levantamiento planimétrico para incrementar la precisión y el grado de detalle del espacio donde se acometen los sondeos. «Sirve de ferramenta básica para a contextualización do conxunto dos traballos que se aborden no xacemento», sostiene Aboal.
Fuente: La Voz de Galicia
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