Tras 2.500 años de Historia, la Acrópolis de Atenas -uno de los monumentos del planeta más visitados- echa el cierre por huelga.
El pasado 12 de julio, los vigilantes de los templos griegos anunciaron a través de un comunicado que llevarían a cabo un parón este fin de semana y que proseguirían con el mismo durante los días 21 y 24 de julio al ver incumplidas sus reivindicaciones de obtener unos salarios más altos. A su vez, los sindicatos anunciaron que esta medida se trata de una forma de presión hacia el Ministerio de Cultura para mejorar unas condiciones laborales pésimas que obligan a los trabajadores a asistir seis días por semana al monumento y realizar guardias nocturnas.
Sin embargo, ésta no es la primera contrariedad a la que la construcción griega más emblemática de la Historia se ha enfrentado en pocos días, pues el pasado 7 de julio no consiguió ser nombrada como una de las siete nueve maravillas del mundo, para disgusto de los atenienses.
Aunque esta medida drástica, adoptada en plena temporada turística, no afectará al resto de museos de la ciudad, lo cierto es que los miles de visitantes que acuden cada día a Atenas con el sueño de contemplar el bello promontorio escarpado en el que un día se adoró a los dioses tendrán que planear un itinerario alternativo. «Es una pena, porque es un símbolo que recibe más de un millón de visitantes al año y los turistas se están quejando», afirma una periodista que vive en Grecia.
Las piezas, de mudanza
La problemática causada por la huelga ha coincidido con los trabajos de restauración de los cientos de obras maestras que albergará el nuevo museo de la Acrópolis en sustitución del actual, cuyas dimensiones son demasiado reducidas como para acoger los tesoros hallados en las últimas excavaciones.
El nuevo recinto, de estilo ultramoderno, diseñado por el franco-suizo Bernard Tschumi junto con el griego Mihail Fotiadis, contará con galerías de cristal que dejarán pasar la luz natural y permitirán contemplar las espléndidas vistas de la Acrópolis. Además, el nuevo museo, cuya nueva ubicación se sitúa al pie de la colina, permitirá exhibir un gran número de piezas hasta ahora desconocidas para el gran público. Hasta que este largo y costoso proyecto finalice -según se ha afirmado, a principios del año que viene-, parece que los restauradores y los arqueólogos serán los encargados de sustituir a los múltiples turistas durante estos días de verano en los que la Acrópolis cierra sus puertas.
Por ello, que los visitantes puedan pasear por un pasado lleno de leyendas épicas queda ahora en manos de los guardas del monumento, que se han cansado de vigilar a la diosa Atenea y han dejado a la emblemática ciudad ancestral más sola que nunca.
Fuente: ABC
Fuente: ABC
No hay comentarios:
Publicar un comentario