06 agosto 2007

Los otros yacimientos de sa Caleta


El área vallada a mediados de los 90 abarca sóla la mitad de las estructuras fenicias existentes en esta zona. Estos yacimientos sufren un acelerado proceso de degradación al carecer de ningún tipo de protección. Personas y vehículos transitan a diario sobre ellos Sant josep | Joan Lluís Ferrer

Del yacimiento fenicio de sa Caleta la mayor parte de la población sabe que es una parcela vallada mediante una verja metálica en cuyo interior se hallan los restos de un poblado del siglo VII aC, que fue el primero edificado en Eivissa y donde se asentaron los fenicios antes de trasladarse, un siglo después, a la actual ciudad de Eivissa. Esos restos fueron declarados Patrimonio de la Humanidad, junto a otros bienes naturales y culturales, por la Unesco en 1999 y están preservados y señalizados para el disfrute público.
Sin embargo, esos restos representan sólo un cincuenta por ciento de las estructuras que se conservan de ese antiguo poblado fenicio en el pequeño promontorio de sa Caleta. Desperdigadas en los alrededores del área vallada existen vestigios de ocho o nueve estructuras correspondientes a otras tantas viviendas fenicias o instalaciones agrícola-comerciales que no sólo carecen de protección alguna sino que se hallan a la intemperie, expuestas al vandalismo y prácticamente al borde de la desaparición en algunos casos porque sobre ellos transitan coches y personas, que no reparan en su existencia.
Estos otros yacimientos de sa Caleta fueron objeto de excavaciones por parte del Consell entre los años 1986 y 1994, que «demostraron rotundamente que este espacio estaba completamente urbanizado», según afirma el arqueólogo Joan Ramon en un artículo publicado en el libro `Eivissa, Patrimoni de la Humanitat´ (Col.legi Oficial d´Arquitectes de Balears, 2003). «Se trataba de un gran establecimiento urbano o suburbano de gran envergadura que no desdice en absoluto de otros similares del sur la Península Ibérica, e incluso se puede considerar más grande que algunos de ellos», añade Ramon.
A sólo unos metros del área vallada se distingue sobre el terreno una pared baja que forma esquina y dibuja una planta rectangular, aunque notablemente desfigurada. En el centro se distinguen los restos de un horno fenicio incorporado a este antiguo grupo de viviendas, que según los arqueólogos debía ser de uso común para todas ellas. Incluso se observa aún la base de arcilla que formaba la solera del horno y restos ennegrecidos por el fuego de hace 27 siglos. Todavía conserva la forma circular, pero muy vagamente. Coches, turistas y cualquier persona no versada en la materia pasan por encima de él y de lo que queda de los muros de las viviendas. En uno de los yacimientos se observa cómo han sido arrancadas piedras del muro para hacer una fogata campestre.
Cuando se realizaron las excavaciones arqueológicas de todo el área, se colocaron plásticos y una capa de tierra sobre todas estas estructuras, pero el paso del tiempo se ha llevado ambas cosas y las piedras de los viejos muros van siendo arrancadas accidentalmente o de forma intencionada por los visitantes de la zona.
El uso de este área por el Ejército durante la primera mitad del siglo XX -en el lugar están los túneles y construcciones de los antiaéreos instalados en la Guerra Civil- aceleró la degradación de la zona, pero la avalancha turística que sigue recibiendo ahora y la pasividad de las instituciones tiene condenados estos restos a una muy rápida desaparición.
El hecho de que la zona sea Parque Natural no ha representado ninguna protección adicional para estos restos.

Fuente: Diario de Ibiza

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