Juan José Blánquez, doctor en Prehistoria y Arqueología por la Universidad Autónoma, destaca la importancia del yacimiento de Los Villares.
El arqueólogo madrileño pronunciará una conferencia el próximo día 18, a las siete de la tarde, en el Centro Sociocultural Víctor Candela de Hoya Gonzalo, sobre las esculturas ibéricas halladas en esta población, dentro de la programación cultural que viene desarrollándose en la localidad durante este verano.
Juan José Blánquez dirigió desde 1982 varias campañas de excavaciones en nuestra provincia: las necrópolis de Los Villares (durante cinco años) y El Camino de la Cruz, ambas en Hoya Gonzalo, la de El Salobral y el poblado ibérico de La Quéjola, en San Pedro. Especializado en cultura ibérica y, especialmente, en arqueología de la muerte, ha dirigido diversos congresos sobre estos temas, tales como el Congreso de Arqueología Ibérica: las necrópolis, El mundo ibérico: diez años de investigaciones (1985-1995) o La imagen de la cultura ibérica a través de la fotografía antigua.
Blánquez es creador y director de dos revistas especializadas, Serie Varia, que se centra en congresos nacionales e internacionales de arqueología, y Estudios Ibéricos, especializada en la cultura tartésica-ibérica. Asimismo es miembro del Instituto de Estudios Albacetenses y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
El arqueólogo madrileño comentaba a La Tribuna la importancia de los hallazgos realizados en el yacimiento de Los Villares, situado en el término de Hoya Gonzalo, «una necrópolis de tumbas tumulares donde aparecieron, por primera vez en España, esculturas ibéricas en su ubicación original, encima de los enterramientos, ya que el problema de ésta era que las piezas se reutilizaban en otros lugares».
«Esta circunstancia -afirmaba- permitió entender realmente cuál era el significado de estas esculturas de guerreros que remataban las tumbas; en su lenguaje poner un guerrero a caballo sobre los túmulos funerarios era un modo físico e ideológico de evidenciar que las personas enterradas eran nobles, que pertenecían a la clase dirigente de esta cultura, algo, por otra parte, entroncado en una vieja tradición del mundo mediterráneo e incorporada al acervo de esta cultura peninsular; cabe precisar que en las necrópolis de la época sólo se enterraba a la clase dirigente».
¿Cuáles serían las características distintivas de estas esculturas ibéricas de Los Villares?
Estas esculturas responden a un estereotipo que ahora comprendemos bien, al haber salido enteras en este yacimiento, ya que anteriormente sólo habíamos encontrado cabezas de caballo, fragmentos de guerreros, pedestales... todos estos fragmentos serían partes destruidas de un mismo icono: el noble montado a caballo. En Los Villares aparecieron dos, uno de 1,70 metros de altura, lo que denota un alto grado tecnológico a la hora de trabajar los bloques de arenisca, y otro más pequeño; ambas piezas pueden contemplarse en el Museo Provincial de Albacete y han viajado por toda España y por el extranjero, porque son un referente esencial de la escultura ibérica.
¿Cuántas campañas dirigió en el yacimiento ibérico de Los Villares en Hoya Gonzalo?
En Los Villares he dirigido cinco campañas desde 1982, luego paramos por metodología de trabajo, para no agotar los yacimientos, porque con el paso del tiempo mejoran notablemente las tecnologías. Se trata de un yacimiento totalmente abierto a nuevos trabajos de investigación, aunque lamentablemente la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha no parece tener interés en ello. En Hoya Gonzalo también trabajé un año en El Camino de la Cruz, una necrópolis más sencilla y de cronología concreta, alrededor de 50 años, siendo ésta una campaña que se hizo con más urgencia por el proyecto de construcción de una carretera».
¿Cómo calificaría la importancia científica de la necrópolis de Los Villares?
Es totalmente excepcional por tres motivos: por su grado de conservación, tanto de las tumbas como de los ajuares funerarios; por poseer un amplio discurso estratigráfico, al tratarse de una necrópolis que abarcaría tres siglos de historia: las tumbas más antiguas serían del siglo VI antes de Cristo, justo cuando se configuraba la cultura, y las más tardías serían de mediados del siglo IV, momento en que se produce una crisis en el mundo ibérico; la tercera razón de su importancia son los hallazgos concretos que permitieron avanzar mucho en el conocimiento de costumbres y rituales. Estamos ante una de las mejores necrópolis ibéricas del país, lamentablemente dejada de la mano de Dios.
La importancia de esta zona en el marco de la cultura ibérica peninsular también adquiere especial relevancia, ¿no es así?
Sin duda, es básica. No se puede entender la cultura ibérica en España, sin estudiar los yacimientos de Albacete. En contra de lo que mucha gente cree, la cultura ibérica no nace en la costa y se adentra en la Meseta, es una cultura que nació en el interior, como hoy en día sabemos gracias en buena parte a Albacete, y fue irradiándose progresivamente hacia el litoral.
La ubicación de Los Villares respondería también a criterios geográficos muy definidos.
En efecto, el yacimiento está situado muy próximo a la antigua Vía Heraclea (aquellas gentes vinculaban ese camino a un origen mítico), que luego sería utilizada muchísimo por los romanos. Se trataba de una ruta privilegiada que enlazaba el interior con la costa, una vía natural de penetración.
Ha aludido a la falta de implicación de la Administración regional a la hora de apoyar nuevos estudios sobre esta necrópolis...
Es una vergüenza. Cualquier país culto o cualquier provincia más sensible a temas culturales, patrimoniales o de arqueología, pagaría millones por tener un yacimiento como éste. Hoya Gonzalo fue la cita más repetida en el campo de la arqueología científica durante 15 años. Los Villares ejemplifica a la perfección la importancia de esta provincia en el campo arqueológico, para entender el mundo ibérico hay que estudiar los hallazgos de esa necrópolis. Las administraciones provincial y regional deberían preocuparse más por este patrimonio, potenciando unas líneas básicas de investigación y divulgación, y no limitarse a realizar una política de parques arqueológicos concretos, lo que revela mucha pobreza de miras... Lamentablemente Albacete está perdiendo el tren de la investigación arqueológica.
Fuente: La Tribuna de Albacete
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