Tres restauradores y un carpintero trabajarán nueve meses en el artesonado mudéjar, una joya del siglo XIV que estuvo oculta más de doscientos años.
Los andamios volverán a partir de esta semana a la iglesia de Santiago. La restauración será más discreta que la gran obra de los años ochenta que permitió al templo recuperar su primitivo aspecto gótico de los siglos XIII, XIV y XV, y sólo afectará al artesonado mudéjar de madera que decora la nave central, pero lo suficiente importante para que durante nueve meses tres restauradores y un carpintero, todos ellos “mano de obra muy especializada”, según la empresa restauradora de Cantabria, Arte Vecchio, consuman los 217.555 euros, el coste de un proyecto que financia la Consejería de Cultura.
Dirigidos por Aurelio Gómez y Lola de la Fuente el equipo de restauradores dice que su trabajo no va a interferir o lo hará lo menos posible en la actividad religiosa. En la primera fase, que arranca este lunes, se hará un análisis organoléptico de la madera, en concreto se tomarán muestras para determinar el tratamiento antixilófago (de los insectos que la han podido atacar), se hará el desmontaje de todas las piezas sueltas con peligro de desprendimiento y se procederá a limpiar.
La intención de la empresa restauradora, de acuerdo con la Consejería de Cultural, es comenzar esta semana a montar los andamios para empezar el día 4 de septiembre los trabajos previos de análisis, muestras, etc. El 20 está previsto que comience la restauración propiamente dicha para que la madera recupere su colorido original.
Doscientos años escondido
El estilo arquitectónico mudéjar floreció en España desde el siglo XIII hasta el XVI, caracterizado por la conservación de elementos del arte cristiano y el empleo de la ornamentación árabe. El artesonado de la iglesia de Santiago es un claro ejemplo que llama la atención por su sencillez y porque hasta la restauración de los ochenta permaneció más de doscientos años oculto de las miradas. Cosas de las modas. Los restauradores de la iglesia se lo encontraron escondido por una bóveda de cañón construida en el siglo XVIII.
Se trata de un artesonado mudéjar de tradición almohade decorado con lazos que forman estrellas y polígonos de ocho puntas con los escudos de la familia de don Pedro Muñiz de Godoy, los Coello de Portugal y la Orden de Calatrava.
No se ve
Pero todo eso apenas es perceptible ahora. Sólo minutos después de mirar al techo y si la vista la dirige un conocedor de la iglesia, como el párroco, Enrique Galán, el visitante comenzará a intuir que hay pintura en la madera y que debió de ser muy hermosa. En nueve meses todo Ciudad Real podrá comprobarlo.
Una rehabilitación que invita a mirar al cielo
La próxima primavera a lo sumo el verano que viene, es posible que los visitantes de la iglesia de Santiago y quienes acudan a los cultos religiosos no puedan dejar de mirar al cielo, es decir, a la techumbre de madera hoy muy deteriorada a simple vista por el paso de los años, las reparaciones en el tejado y la suciedad acumulada. Muchas piezas del artesonado mudéjar que como quien no quiere la cosa podría tener unos 700 años, han perdido algunas piezas y otras su pigmentación original. Pero la restauración que empieza en estos últimos días de verano promete devolverle la belleza bajomedieval de aires árabes. Será un trabajo pausado, minucioso y según la empresa “muy experto” que se completará con la colocación de la iluminación adecuada.
Fuente: www.lanzadigital.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario