Aurora SP Trust y el Museo Nacional de Arqueología Marítima llevarán a cabo el proyecto con equipos submarinos de teledetección.
La fundación estadounidense 'Aurora SP Trust' y el Museo Nacional de Arqueología Marítima comenzarán a lo largo de esta semana una campaña de prospecciones en la superficie del fondo de la bahía.
El proyecto está incluido en el programa europeo Archeomed y se planeó durante un encuentro internacional de Arqueología celebrado en la isla de Malta, donde los barcos de la fundación 'Aurora Trust' tienen una de sus bases de trabajo. Uno de ellos, el 'Isis', zarpará de esta isla del Mediterráneo para trabajar en esta investigación submarina. Este buque es uno de los barcos de trabajo de la fundación norteamericana y cuenta con equipos de teledetección submarina, como unas sofisticadas cámaras de video o el sonar de barrido lateral, que proporciona unas imágenes parecidas a las emitidas por satélite. El otro barco de la fundación, que es la 'oficina' para los equipos de trabajo permanece atracado desde hace varios días en el puerto deportivo.
Los objetivos de esta campaña de prospecciones arqueológicas consisten en obtener la máxima información posible del fondo de la bahía de Cartagena. El nombre científico que utilizan los expertos para determinar este método es arqueogeofísico, término que incluye tanto el aspecto de interés arqueológico como el investigador, que determinará la topografía del fondo submarino.La información gráfica que se obtenga se documentará y pasará a formar parte de los fondos del Museo Nacional de Arqueología Marítima, según el director del centro, Rafael Azuar.
"El MNAM tiene como objetivo prioritario la divulgación de la arqueología marítima. Las imágenes serán expuestas en el nuevo centro para dar a conocer los fondos marinos de Cartagena". Esta no es la primera ocasión en que se colabora con fundaciones extranjeras para hacer prospecciones arqueológicas en el litoral. La última campaña de prospecciones arqueológicas que se llevó a cabo en aguas cartageneras fue en 2002.
Fuente: La Opinión
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