Tres prestigiosos especialistas en antigüedades han sido detenidos. La Guardia Civil considera que podrían haber blanqueado 50 piezas griegas y romanas expoliadas con la ayuda de un marchante húngaro.
En el escaparate de uno de los comercios de la firma Félix e Hijo, dedicados a la venta de antigüedades en la ciudad de Sevilla, lucía ayer iluminada una estatua de grandes dimensiones de Dioniso, el dios del vino en la mitología griega.
Esta pieza ha sido decomisada y da nombre a una operación desarrollada por la Guardia Civil en la capital hispalense que se ha saldado, de momento, con la detención de cuatro personas, tres de ellas de una misma familia sevillana -abuelo, padre e hijo-, propietaria de uno de los comercios de arqueología más prestigiosos de España. Están en libertad con cargos, acusados del supuesto expolio y contrabando internacional de más de cincuenta piezas de las épocas griega y romana, de incalculable valor arqueológico y económico.
Los detenidos sevillanos son Cesáreo Bernáldez Carvajal, de 74 años, conocido popularmente como Félix; su hijo Fernando Bernáldez Fernández, de 47 años, y su nieto, A. Bernáldez, de 25. Gracias a su actividad en los campos de la numismática, la arqueología clásica y las antigüedades de todo tipo, son personas muy conocidas en Sevilla y con gran prestigio nacional e internacional en estos mercados.
Según informó ayer el brigada Pastor, portavoz de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, más de cincuenta piezas -esculturas, bustos, cabezas romanas, lámparas, cerámica, collares, medallas, mosaicos y vasijas- fueron blanqueadas por estos tres comerciantes para su posterior exportación con la ayuda del cuarto detenido. Se trata de un ciudadano húngaro, cuya identidad se corresponde con las iniciales W. T. V., de 54 años, marchante de arte con contactos dentro de este mercado en todo el mundo. Esta persona les facilitaba la documentación falsa, obtenida en otros países con legislación menos estricta en este mercado, sobre las piezas supuestamente expoliadas. Con esta documentación, los comerciantes sevillanos solicitaron al Ministerio de Cultura permisos de exportación o para acudir a ferias internacionales sin levantar las sospechas de los funcionarios ante la apariencia de legalidad de las piezas que, en realidad, tenían una procedencia ilícita. (Acceder a la fuente para leer la noticia completa)
Fuente: El País
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