Se cree que Tartessos, desarrollado en la zona sur de la península Ibérica, puede ser anterior a la llegada de los fenicios, cuando aparecen las primeras referencias de esta civilización, entre el siglo X y el IX antes de Cristo. Que su desarrollo posterior se produjo de la mano de los fenicios gracias al comercio de minerales (los propios y los llegados de las costas atlánticas). Y su declive y desaparición está generalmente aceptado que se inició en el siglo VI antes de Cristo, aunque muchos de los restos encontrados están datados en el siglo V. Que los cartagineses la arrasaron por haberse aliado con los griegos, que desaparecieron por agotamiento económico o por culpa de un cataclismo (un terremoto o un tsunami) son las razones que las distintas corrientes dan a su extinción. Lo cierto es que cuando el Imperio romano colonizó la Península en el siglo III antes de Cristo, aunque llamaron Tartessius Sinus a la bahía de Cádiz, ya no existía.
La investigación de todo ese periodo estuvo centrada durante muchos años en el estudio de textos en los que se hacía referencia a Tartessos, que le han conferido al tema el halo legendario del que habla Bendala en su libro. Muy discutida la relación entre la Tarshish que cita el Antiguo Testamento con el Tartessos ibérico, las referencias principales provienen de la tradición grecolatina, que citan fuentes indirectas y lo hacen siglos después de su desaparición. Éstas describen una civilización en la frontera del mundo conocido, es decir, el Mediterráneo, otro punto éste que aumenta su carácter legendario. Heródoto, en el siglo V antes de Cristo, que habla del mítico rey Argantonio, Avieno, en su Ora Marítima del siglo IV antes de Cristo, o Estrabón, en el siglo I antes de Cristo, son algunos de los principales testimonios.
Pero en los últimos 50 años, la investigación ha ido dejando en cierta medida de lado estos trabajos filológicos para concentrarse en el arqueológico. Los textos hallados de la época no ayudan mucho, ya que los expertos no han podido descifrarlos.
Se han descubierto joyas en distintos puntos, como el Carambolo, en Sevilla, pero los yacimientos más importantes probablemente sean la necrópolis hallada en Huelva, el santuario de Coria del Río (Sevilla) y, sobre todo, el palacio-santuario de Cancho Roano, cerca de Badajoz, la estructura mejor conservada. Sin embargo, aún no se ha encontrado ningún vestigio de núcleo urbano importante, lo que deja abierta una de las cuestiones fundamentales: ¿hasta qué punto Tartessos dependía de otros pueblos como el fenicio o se trataba de un Estado autónomo cuya importancia en el mundo mediterráneo del primer milenio antes de Cristo está aún por determinar?
Fuente: el País
No hay comentarios:
Publicar un comentario