Otto Schaden (Chicago, 1937) es el hombre que se enfrenta al misterio de KV-63, la primera tumba que se descubre en el Valle de los Reyes (Luxor) después de que Howard Carter hallase en 1922 la de Tutankamón (KV-62). En esta entrevista, Schaden, que sufrió el año pasado un infarto -a causa del exceso de trabajo y no de una maldición faraónica-, habla de las extrañas características de la nueva tumba y señala los caminos que sigue la investigación.
Cuando el veterano egiptólogo estadounidense Otto Schaden dio en 2005 con el pozo que conducía a la tumba KV-63, a la que accedió por fin hace un año, supo que iba a hacer historia en la arqueología, pero no podía imaginar qué extraño y desconcertante panorama le aguardaba. Y es que la pequeña y vieja, de casi 3.500 años, KV-63, con los siete sarcófagos, las momias que no han aparecido por ningún lado y el despliegue de material de embalsamar, es de lo más raro y cada paso en su interior obliga a formularse nuevas preguntas. Pese a todo, y a la prudencia de que hace gala Schaden, enfrentado a un alud de hipótesis y teorías, KV-63, cuya excavación patrocina Discovery Channel, va librando sus secretos. El egiptólogo apunta que hay evidencias que relacionan KV-63 con Tutankamón. KV (por King Valley), seguida del número por orden de descubrimiento, es la nomenclatura genérica que se da a las tumbas del valle de los Reyes.
Pregunta. ¿Qué demonios es la tumba KV-63?
Respuesta. La contestación más sencilla es que es un lugar con materiales de embalsamamiento que se habían ocultado, supongo que para toda la eternidad. La ausencia de momias parece descartar cualquier uso como espacio de enterramiento, aunque al principio probablemente se construyera como una tumba para alguien de cierta importancia (ya que está situada en el valle). Inicialmente, parecía que esta tumba, que quedó inacabada, podía haber servido como un cache, un escondite de otros enterramientos, tal vez de momias llevadas de otras tumbas y ocultadas en el valle de los Reyes hacia el final de la dinastía XVIII (la de Tutankamón). La primera vez que miramos por la puerta de la tumba, ésa parecía una clara posibilidad. Puede que las primeras impresiones sean útiles, pero no siempre son correctas. La ausencia de momias y la abundancia de objetos típicos para embalsamar indican que la tumba se utilizó para ocultar artículos funerarios, unos restos inapropiados para ser enterrados con las exequias, pero materiales que por alguna razón eran demasiado sagrados como para deshacerse de ellos tirándolos a la basura.
P. ¿Podría ser KV-63 una sala de momificación?
R. No creo que se utilizara para embalsamar. El embalsamamiento en sí probablemente se llevara a cabo en refugios temporales, y para la realeza, seguramente cerca del templo mortuorio.
P. Finalmente, pues, no hay momias en KV-63. ¿Le ha decepcionado mucho no encontrarlas? Después de tanta expectación...
R. Mucha gente pregunta qué nos gustaría encontrar, y mi respuesta es que sólo podemos encontrar lo que los antiguos y los elementos han conservado para nosotros. Cuando nos dimos cuenta de que había siete féretros, pensamos que, en consecuencia, posiblemente habría siete momias. Pero tras una inspección más detenida, quedó claro que los sarcófagos A, B, C y F estaban llenos de cascotes y otros objetos. El féretro G estaba lleno de almohadas y contenía además un pequeño sarcófago dorado, quizá destinado a una estatua funeraria. Cabía la posibilidad de que los féretros D y E ocultaran una momia, pero el D estaba vacío y el E...
P. Ese último sarcófago por abrir había alimentado grandes esperanzas. Se susurraba el nombre de la viuda de Tutankamón, Ankesenamón, o el de la supuesta madre del rey, Kiya.
R. A pesar de las abundantes especulaciones, se descubrió que el último féretro contenía collares florales, mampostería, mucho natrón (sal usada en la momificación para desecar el cuerpo) y telas. No había momia. Déjeme añadir que es cierto que hay muchas teorías sobre KV-63, pero no son mías o de mi personal. Mi modo de obrar consiste en lidiar con las pruebas y luego intentar sacar conclusiones que encajen. Tiendo a evitar la especulación, a menos que exista alguna prueba atractiva. Prefiero ser vago o, digamos, evasivo hasta que pueda sacarse una conclusión segura. No me gusta plantear suposiciones aventuradas y luego alterarlas sin parar.
P. ¿Es cierto que en la tumba han aparecido algunos restos humanos? ¿Pudiera ser que originalmente sí hubiera momias y éstas simplemente se hubieran descompuesto en su totalidad?
R. Es posible que en los muchos kilos de natrón que hemos recogido de las jarras y los féretros aparezcan trozos de tejido humano, de cuando se sacaron las bolsas de natrón de las cavidades corporales. Sin embargo, hasta la fecha, no podemos verificar que haya piel o carne humana en la KV-63. Todavía quedan más jarras por abrir y mucho natrón que examinar. En cuanto a la otra pregunta, es improbable que las momias se hubieran descompuesto del todo, ya que habrían estado cerradas herméticamente en la tumba KV-63 durante más de 3.300 años. Hemos hallado madera, delicados materiales vegetales, telas e incluso parte de una sandalia de cuero. También encontramos un animal, un pájaro, y espinas. Si estos objetos han sobrevivido, no cabe duda de que una momia (o fragmentos de ella) también lo habría hecho.
P. ¿Qué explicación tienen las cosas encontradas en los féretros?
R. El natrón, las bolsas de natrón y algunos objetos sin duda se utilizaron para el proceso de embalsamamiento,. Es probable que algunas cosas, como los collares florales, que se hicieron con flores frescas, se utilizaran para algún aspecto del funeral y que luego se depositaran con los objetos de embalsamamiento. Las almohadas son más complicadas de explicar. Puede que se utilizaran para el proceso de momificación y que por tanto se depositaran con objetos, como el natrón y la paja, que completaban su papel en el proceso antes de vendar a la momia, o a las momias.
P. ¿Los sarcófagos fueron utilizados alguna vez para enterrar a alguien?
R. En este momento no podemos ofrecer respuestas definitivas. Una vez que se hayan restaurado y limpiado, quizá sea posible reconstruir su historia.
P. ¿Hay alguna prueba de que KV-63 pertenezca a la realeza?
R. Los féretros de la tumba no muestran ninguna insignia real. El espléndido rostro femenino que aparece en el sarcófago F recuerda mucho a algunos retratos de Tut
[Tutankamón, familiarmente] que figuran en objetos de su tumba, la KV-62, pero los obreros de la necrópolis y los artesanos no sólo trabajaban para los reyes. Se han hallado muestras del sello oficial del valle (una figura del chacal Anubis recostado sobre nueve cautivos atados) en algunos de los féretros y las jarras de almacenaje, pero hasta ahora ninguno de nuestros ejemplos tiene cartucho
[el grafismo oval dentro del que se escribía el nombre en jeroglífico de los reyes y reinas]. La estructura de la KV-63 no muestra un diseño real, pero muchas de las tumbas del valle tienen una planificación similar. Imagino que esas tumbas privadas eran una señal de favor especial del rey. Lamentablemente, se conoce el nombre de muy pocos propietarios de estas tumbas no reales del valle de los Reyes. En una nota más positiva, los materiales de la KV-63 son sorprendentemente similares al material de embalsamamiento de la pequeña tumba KV-54, encontrada hace casi un siglo por Theodore Davis. Más tarde, Herbert Winlock identificó los materiales de la KV-54 como residuos de embalsamamiento para el funeral de Tutankamón. La cerámica es sorprendentemente parecida, y ése es uno de los motivos que nos hacen suponer que los materiales de la tumba KV-63 deben de pertenecer a la misma época.
P. ¿Los objetos de la tumba fueron depositados a la vez?
R. És una pregunta importante que no se ha investigado del todo. Sabemos que hubo una intrusión -al menos una- después de que el pozo se llenara de escombros. Es muy probable que esa intrusión fuese destinada a dejar más objetos en la tumba y no a llevarse algo.
P. ¿Por qué se ennegrecieron los féretros?
R. Parte del motivo quizá fuera ocultar cualquier prueba que pudiera revelar el nombre y el título del propietario. Los textos del sarcófago E están claramente ocultos por la resina, y puede que haya algunas cintas en el sarcófago G que también estén cubiertas por la resina. Los sarcófagos A, B, C y F están ennegrecidos, pero sólo algunos podrán restaurarse lo suficiente y con bastante solidez como para intentar investigar bajo la resina. Mientras tanto, podemos decir que los féretros carecen de insignia real alguna, así que parecen haberse preparado para personajes no reales.
P. Se ha dicho que KV-63 podría ser la tumba de Kiya, a la que algunos consideran la madre de Tutankamón.
R. Aquí nos topamos con una especulación tras otra. La proximidad de KV-63 y KV-62 (sólo 16 metros las separan) tiende a magnificar las otras evidencias que señalan un estrecho vínculo entre las tumbas KV-54, KV-55, KV-62 y KV-63. Todas estas tumbas de la última fase de la dinastía XVIII están muy relacionadas. Quizá se sepa algún día si los materiales de la tumba KV-63 se utilizaron para Kiya (u otro), pero, por ahora, las pruebas sólo apuntan a una época contemporánea o extremadamente cercana a la del reinado de Tutankamón.
P. ¿Puede añadir algo sobre la relación de KV-63 con Tutankamón?
R. Muchos tipos de cerámica son idénticos a los de la tumba KV-54, que se sabe que está inequívocamente vinculada a Tutankamón. Las impresiones de los sellos guardan paralelismos que relacionan las tumbas KV-54, KV-55, KV-62 y KV-63. La única fecha conocida de KV-63 es una etiqueta de una jarra de vino que data del año 5 y que contiene vino de la ciudad de Tjaru. En la tumba de Tutankamón había vino de un estado de Atón y Tjaru datado del quinto año de Tut. ¿Una coincidencia?
P. Háblenos de las inscripciones. ¿Hay nombres propios?
R. No abundan las pruebas escritas. Los textos del sarcófago E parecen mostrar el nombre de Kebeh-senuf, uno de los hijos del dios Horus, asociado a la protección mágica de algunas vísceras. En las impresiones de sellos se mencionan los nombres del Atón y Amón-Ra, y también jeroglíficos que representan a Ra y Osiris.
Fuente: El País
No hay comentarios:
Publicar un comentario