Si la agricultura es el arte de cultivar la tierra, el aceite es, para Córdoba, para Andalucía y para muchos países mediterráneos, la excelencia de ese arte, la ligazón cultural, la osamenta que da continuidad a la historia de nuestros pueblos.
Así que, en estos tiempos y en una provincia que, por ser la segunda comarca productora del mundo, siempre tiene al mundo del aceite como noticia destacada, merece la pena de vez en cuando reflexionar sobre sus aspectos culturales y civilizadores, como se hizo anoche en las Bodegas Campos. La idea partió del Club de Márketing, que, con su entusiasta presidente, Luis Bueno Sidre, invitó a dos expertos de primer orden para deleitarse con la cultura del aceite, con su presente y su pasado, con su estela histórica y con su bondad dietética.
El catedrático de Arqueología de la Universidad de Córdoba, Desiderio Vaquerizo Gil, y el doctor en Medicina Fernando López Segura (componente del equipo científico-médico del hospital Reina Sofía que estudia el aceite y un muy versado aficionado a la arqueología) fueron los encargados de ilustrar a los socios del club, reunidos bajo su lema habitual: "Aprender, conocernos y divertirnos".
Las ponencias y posterior coloquio versaron en torno a un tema suficientemente amplio e ilustrativo: Oro verde: el aceite de oliva en el Mediterráneo durante el imperio romano y posterior, bajo el punto de vista económico y social . Y es que el comercio del aceite de oliva procedente de la Bética romana nos recuerda que no es nuevo eso de que el fruto de Andalucía beneficie a Italia, como hacen hoy día todavía muchos productores, aunque felizmente la tendencia se reduzca.
fuente: Diario de Córdoba
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