Al-Farama, una ciudadela situada a treinta kilómetros al norte de Qantara y construida en la época romana, está en proceso de recuperación para ser posteriormente restaurada. Esto se convertirá en la primera construcción de este tipo que se suma a los itinerarios turísticos previstos por un plan conjunto de Egipto y Europa.
Grandes constructores, los egipcios aprendieron muy temprano y muy bien el arte de fabricar defensas artificiales. Desde la época faraónica, las fronteras importantes han estado protegidas por construcciones poderosas y los caminos del desierto, por fortines.
Los edificios militares controlaban las campañas y servían como lugares de descanso. En el territorio egipcio, hay una treintena de fortalezas, la mayor parte desconocidas, que constituyen un rico patrimonio casi inexplorado que merece más atención. Sólo en el norte del Sinaí hay once fortalezas, mientras que otras se encuentran en las fronteras del sur del país y algunas inclusive en el interior mismo de las ciudades. Para preservarlas, resulta necesaria una base de datos con todas las informaciones sobre las ciudadelas y las diferentes fortificaciones históricas de Egipto.
Así, está en curso de ejecución un gran proyecto para restaurar y preservar estas ciudadelas con el fin de ponerlas en la lista de lugares de visita, para abrirles nuevos horizontes a los turistas. Con esto, Egipto logrará tener una nueva clase de turismo, más allá del que visita las Pirámides y los templos faraónicos. Para ello, varias instituciones están haciendo investigaciones para precisar el número de estas fortalezas con el fin de determinar el presupuesto necesario para restaurarlas.
"Esta iniciativa forma parte de un gran proyecto en colaboración con el Consejo Supremo de Antigüedades (CSA), la Biblioteca Alejandrina y el Centro de Documentación del Patrimonio Cultural y Natural (CultNat)", explica Mohamad Abdel-Maqsoud, director general de antigüedades del Sinaí y el Bajo Egipto, del CSA. Y Egipto no es el único país contemplado en este proyecto. Varias naciones mediterráneas participan en el plan de restauración de sitios arqueológicos con fortificaciones antiguas, entre ellos, España, Portugal, Grecia, Francia, Siria, Jordania, Marruecos y Argelia. Cada uno de estos países eligió un lugar para concretar el proyecto y Egipto optó por la antigua ciudad de Al-Farama (llamada antaño Pelusium), en el norte del Sinaí, como el lugar de la primera fortificación inscripta en el plan de turismo egipcio.
Construida en ladrillo rojo en el siglo III, la fortaleza de Al-Farama es considerada la más grande ciudadela romana de Egipto, también usada en la época islámica, y que tomó el nombre de los comandantes musulmanes en Egipto. De hecho, es una de las más importantes situada en la ruta militar de Horus, por su superficie de 400 por 200 metros. Los muros de la fortaleza alcanzan, en algunos sectores, cinco metros de espesor y muchas de las columnas están hechas de granito. Durante los trabajos arqueológicos, comenzados en 1983 por la CSA con la dirección de Mohamad Abdel-Maqsoud, la misión egipcia había puesto al día monumentos muy importantes que datan de la época romana. "Se descubrió un baño romano con mosaicos policromos de concepción geométrica del siglo III, un anfiteatro y depósitos", explica. La ciudad, que sufrió varias ocupaciones, tiene también una interesante iglesia bizantina en Tell Al-Makhzan, considerada una de las más grandes y antiguas de Egipto.
La fortaleza de Pelusium ya fue restaurada por la CSA en colaboración con diferentes grupos extranjeros. "Con el nuevo proyecto, la Unión Europea continuará con lo que ya está empezado", subraya Mohamad Abdel-Samie, director general de antigüedades del norte del Sinaí. El proyecto tiene previsto no sólo hacer restauraciones, sino también acondicionar los alrededores para que estén en armonía con el monumento. Además, se construirá un centro cultural no lejos del lugar dedicado a los visitantes, que incluirá museo, cafetería y otros servicios.
Se espera que esta región se transforme, en algún momento, en un museo a cielo abierto, gracias a su riqueza patrimonial. Actualmente, el proyecto está en fase de estudio y documentación y, dentro de dos años, la fortaleza histórica de Pelusium podrá abrir sus puertas a las visitas del público en general, sobre todo a los turistas extranjeros.
Cómo llegar
El sitio de la antigua Pelusium está a 30 kilómetros al norte de Qantara Charq, situado al sur de Arich. Se accede por la autopista desértica El Cairo-Arich. Numerosos medios de transporte público permiten llegar al norte del Sinaí y luego a la ciudad. Puede utilizarse también avión, sin embargo, por la extensión del territorio, es preferible disponer de auto.
Un arte de la defensa desde las primeras dinastías
En el Antiguo Imperio, como hoy, el país limitaba al norte con el mar y al sur con la primera catarata de Asuán. Luego, la frontera se desplazó hacia el sur con bastiones y aduanas. Los reyes sucesivos quisieron preservar su territorio de cualquier injerencia extranjera y se dedicaron durante toda su historia a rechazar a los nómadas y los migrantes, y poner impuestos a los productos de importación.
Obsesionados por los invasores venidos del Este, los egipcios intentaron reubicar más lejos la frontera oriental. Desde las primeras dinastías, altas murallas formaban un cinturón rectangular, construido en ladrillo, alrededor de las residencias reales. Había también circunvalaciones ovaladas reforzadas con salientes redondeadas, según un sistema común a los egipcios y a los palestinos primitivos.
En el Imperio Medio, se crearon obras más complejas, enormes castillos de ladrillos, de cinco a seis metros de altura, provistos de gruesos muros, parapetos, balcones y, en ocasiones, de un foso. Numerosas fortalezas medianas, en ladrillo, se escalonaron a lo largo del Nilo, río arriba de la primera catarata. Servían como base para las expediciones a Nubia y como resguardo para las tropas encargadas de hacer retroceder a las tribus del sur. Las grandes fortalezas, como el Muro del Soberano erigido por Ammenemes I hacia 1980 a.J., estaban construidas alrededor del Delta y, sobre todo, en el Este donde pesaba la amenaza asiática.
No fue hasta el Nuevo Imperio que los egipcios adoptaron en las fronteras orientales las fortalezas de tipo asiático (migdol) con numerosos torreones y torres. En algunas, el muro exterior forma una pendiente que le da una mayor resistencia en la base. Las puertas estaban defendidas por bastiones y podían estar ocultas por un corredor que daba acceso a una segunda puerta.
Además, se multiplicaron las construcciones en los Estados tapón que los reyes habían conquistado al Este de Egipto. La puerta monumental del templo de Ramsés III, en Madinet Habou, reproduce en piedra la forma simplificada de un migdol.
Los faraones del Nuevo Imperio multiplicaron las fortalezas de cualquier clase sobre las fronteras donde se acantonaban las guarniciones, así como también sobre las rutas estratégicas. Desde las épocas antiguas, la toma de una fortaleza no fue cosa sencilla: las momias de los soldados que fueron inhumados hacia el 2050 a.C. tenían casi todas horribles heridas en la parte superior del cráneo, lo que hace suponer que los tebanos cayeron en masa desde los muros de una fortaleza heracleopolitana.
Fuente: ADN Mundo
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