El barco descubierto en una laguna costera cerca de la ciudad norteña de Haifa y que data de principios del siglo VIII, ayuda a los investigadores a entender mejor la historia de esa época.
Jerusalén.- Una embarcación dedicada hace 1.300 años a la navegación de cabotaje en Tierra Santa con un cargamento de pescado, algarrobas y aceitunas ayuda a los investigadores a entender mejor la historia de esa época -indicio de que la tradición del comercio marítimo no quedó interrumpida con la llegada de los sarracenos del desierto árabigo.
La embarcación, descubierta en una laguna costera cerca de la ciudad norteña de Haifa, data de principios del siglo VIII, poco después de la expansión del islamismo a punta de lanza en Europa y la conquista árabe del Medio Oriente.
Los arqueólogos navales que dieron a conocer esta semana sus descubrimientos dijeron que la embarcación -la única de esa época descubierta en el Mediterráneo- ayudará a los eruditos a entender cómo la llegada de los sarracenos cambió la vida y el comercio en Tierra Santa.
Los arqueólogos creen que la embarcación estaba dedicada a la navegación de cabotaje con una tripulación de cuatro o cinco hombres dedicados a la pesca y que se detenían para comerciar en los puertos de su singladura.
En uno de esos viajes, se hundió en aguas poco profundas por razones desconocidas.
La embarcación, de 14 metros de eslora, fue descubierta hace 10 años por los investigadores de la Universidad de Haifa para los Estudios Marítimos y la Universidad A&M de Texas, en una laguna en la que se hundieron otras 25 embarcaciones, algunas de las cuales datan de hace 2.000 años.
Gran parte de la embarcación, que sigue sumergida, se conserva en muy buen estado, siendo visible la base de un mástil.
Los arqueólogos encontraron en ella 30 ánforas de barro originarias de Egipto y que contienen restos de pescado. Descubrieron además cuerdas, una cuchara de madera y aceitunas y algarrobas muy bien conservadas de hace 1.300 años.
El profesor Yaacov Kahanov, de la Universidad de Haifa y que dirige la excavación, dijo que el descubrimiento es importante dado el buen estado de conservación y porque la embarcación procede de un periodo del que históricamente poco se sabe.
Cuando se hundió la embarcación en la laguna, Tierra Santa era administrada desde Damasco por la dinastía de los Omeya, que acababa de construir las mezquitas del Domo y la de El-Aksa en Jerusalén.
La población sarracena era reducida en aquel entonces, y la mayoría de la gente era cristiana, judía o helénica. Seguramente su tripulación no fue árabe, según Drori.
“Los árabes no tenían conocimientos marítimos'’ por ser tribus del desierto, “y obtuvieron los servicios de los artesanos, marineros y carpinteros de las poblaciones locales'’, según el profesor Joseph Drori, especialista de ese periodo islámico de la Universidad Bar-Ilan, cercana a Tel Aviv.
Fuente: Milenio
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