Tras diez siglos sepultado bajo una capa de basura y lodo, el puerto de la vieja Constantinopla ha vuelto a ver la luz. Y con él, muchos de sus barcos.
Para algunos, la culpa la tuvo un tsunami que sacudió hace 900 años el Mediterráneo oriental; para otros, fue el aumento de los sedimentos del río Lykos lo que causó su debacle. Cualquiera que fuese la razón, Eleutherion, el puerto que Teodo-sio II mandó construir en Constantinopla en el siglo IV, desapareció para siempre en el XI.
Casi mil años después, las obras para la construcción del nuevo metro de Estambul, que debe resolver los problemas de transporte de una metrópoli de más de 12 millones de habitantes, han sacado a la luz un tesoro arqueológico sepultado bajo una capa de lodo y basura de hasta 15 metros.
El trabajo de los científicos, que comenzó en 2002, va a terminar este próximo mes de febrero para dejar paso libre a las excavadoras que harán que los trabajos del suburbano no se retrasen. «Si no hubiera sido por las obras –señala Ismael Karamut, el director de los museos arqueológicos de Estambul–, no habríamos podido excavar aquí ni en un siglo, pero gracias a ellas hemos descubierto un puerto bizantino milenario en el que había restos y artefactos de la edad de bronce, lo que significa que estamos ante uno de los asentamientos más antiguos que dieron lugar a la ciudad.» En cuatro años de trabajo se ha escrutado una franja de terreno de unos 800 metros de largo por 50 de ancho.
La parte más espectacular de lo que se ha descubierto son los barcos. Una docena hasta ahora. La mayoría en buen estado, debido a que la arena y los lodos del fondo del mar de Mármara los cubrieron pronto. Algunos eran tan viejos que no es extraño que se hundiesen ante el primer embate del mar, pero otros han aparecido con su carga, se cree que de aceite, lo que hace sospechar que fue una causa natural la que acabó con Eleutherion.
Fuente: El Semanal
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