Pablo M. Díez. Corresponsal Pekín.
¿Cuánto mide exactamente la Gran Muralla? Esa es la pregunta que, desde hace décadas, se hacen los arqueólogos chinos, a quienes no les basta con los 6.300 kilómetros de longitud que tradicionalmente se atribuyen a este impresionante monumento.
Contagiándose del mismo espíritu que ya llevó a revisar la altura del Everest en 2005, la Administración Estatal del Patrimonio Cultural y la Oficina Nacional de Mediciones y Mapas efectuarán un concienzudo estudio que podría ser tan masivo como la construcción de la Gran Muralla. De hecho, los resultados no se conocerán hasta 2008, por lo que los investigadores se pasarán 12 meses recorriendo el colosal monumento y recopilando datos.
Desde luego, no les faltará trabajo, porque la Gran Muralla se extiende desde el paso de Jiayuguan, en la provincia noroccidental de Gansu y cerca de la frontera con Mongolia, hasta la Bahía de Bohai, a cien kilómetros de Pekín.
Sin embargo, lo que los arqueólogos se encontrarán durante casi todo el trazado serán ruinas, ya que sólo el 20 por ciento de la construcción se mantiene en pie, un 30 por ciento se encuentra en malas condiciones y el resto ha desaparecido casi por completo.
Protección estatal
El paso del tiempo ha afectado a la Gran Muralla casi tanto como las incursiones de los bárbaros de Asia que pretendía frenar hace ya más de 2.000 años. Y es que, a pesar de su trascendencia histórica y de ser Patrimonio Cultural de la Humanidad, el «Muro de los 10.000 Li» (como se conoce en China a esta barrera, porque cada día li son 500 metros), no estaba amparado por ninguna norma de protección estatal hasta el pasado otoño.
A partir de ahora, el Gobierno central multará con entre 5.000 y 50.000 euros a quien organice actividades comerciales en los tramos cerrados a los turistas y a quien haga pintadas o «graffiti» como los que abundan en las zonas más visitadas. También serán castigados con dureza, incluso con penas de hasta 10 años de cárcel, los numerosos expoliadores que roban sus piedras y ladrillos para utilizarlos como materiales de construcción.
El régimen comunista chino ha tomado tan drástica decisión después de que cien metros de la Gran Muralla fueran desmantelados hace dos años para pavimentar una carretera y de que una multitudinaria fiesta «rave», organizada con la aprobación de las autoridades locales, causara graves daños al monumento.
Todo, incluyendo la nueva medición, con tal de proteger la Gran Muralla, que data de la Dinastía Qin y se remonta al año 221 antes de Cristo, cuando el primer monarca que unificó China, Qin Shi Huang, restauró los diseminados muros de defensa procedentes de la Época de los Reinos Combatientes (476-221 a.C.) y los conectó en una nueva construcción de 4.800 kilómetros.
En el 206 a. C., la Dinastía Han extendió el muro hasta el Desierto de Gobi, en Mongolia, para conjurar la amenaza de los hunos que acaudillaba el temido Atila. Pero la Gran Muralla que hoy conocemos procede, en gran medida, de la Dinastía Ming (1368-1644), que introdujo ladrillos como los que se emplean actualmente y convirtió la obra en un prodigio de la ingeniería al extenderse por escarpadas montañas con pendientes de hasta 70 grados.
El Gobierno chino llevará a cabo durante doce meses un concienzudo estudio de la Gran Muralla para comprobar su longitud exacta, estimada en unos 6.300 kilómetros, y protegerla mejor.
Fuente: ABC
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