28 marzo 2006

Halladas 128 estructuras funerarias en Abarzuza


La excavación realizada en el solar de las antiguas bodegas permite localizar restos entre las épocas fenicia arcaica y romana.

Cádiz. La primera fase de excavaciones realizadas en el solar de las antiguas bodegas de Abarzuza, situado en la Avenida de Portugal esquina con la Juan Carlos I, ha dado unos resultados que, indiscutiblemente, certifican que esta zona de Extramuros estuvo dedicada en la antigüedad a un uso funerario. Tras siete meses de trabajo, los arqueólogos han localizado un total de 128 complejos estructurales funerarios fechados entre finales del siglo VI a.C y el II d.C., es decir, entre las épocas fenicia arcaica y romana republicana, así como diferentes estructuras constructivas relacionadas con los ritos allí practicados –como una pileta de canalización datada en torno al siglo I d.C. y una estructura con una "habitación" y dos posibles entradas– y ajuares con argollas de bronce o pequeñas ánforas de cerámica. Los restos han sido depositados en el Museo de Cádiz, ya que no era necesario conservarlos in situ.

Arqueogades S.L. ha remitido a la Delegación Provincial de Cultura los resultados de la primera fase de excavaciones, en los que se destaca que el uso funerario de los terrenos estudiados retrotrae a cuatro fases históricas distintas: la primera, compuesta por siete cremaciones fenicias arcaicas –en torno a finales del siglo VI a.C.– sin indicios aparentes de organización previa del espacio escogido para el enterramiento; la segunda, con ocho inhumaciones púnicas y tres pozos, datados en torno al siglo III a C. y que ya muestra síntomas de una organización espacial consciente de la necrópolis, aunque se presenten aún en grupos aislados; la tercera, romana republicana, con inhumaciones en fosa simple sin cubierta; y la cuarta, romano imperial, en la que ya se percibe la existencia de una zona determinada para los enterramientos y, por ende, una distribución espacial de la necrópolis.

El más antiguo de los complejos funerarios hallado por el equipo investigador –integrado por Francisco José Blanco como director, Isaac Legupín como subdirector, los arqueólogos Ricardo Belizón y Verónica Sánchez y la antropóloga Inmaculada López– se remonta "probablemente" a finales del siglo VI a.C., mientras que el más reciente, romano imperial, está datado a principios del d.C. La ocupación más antigua de la necrópolis está representada por siete "incineraciones en bustum, cuyos ajuares, a falta de un análisis más exhaustivo, son de origen fenicio, entre los que destacan argollas de bronce, escarabeos y pequeñas anforitas de cerámica que se pueden fechar a finales del VI a. C.".

Además, las ocho inhumaciones púnicas tienen "cubiertas de grandes lajas de piedras y cubiertas de tégulas" que han proporcionado como ajuar "pendientes de bronce, anillos y anillos giratorios, todos ellos de bronce, así como ungüentarios de cerámica". De este periodo se tienen también tres pozos con brocales de mampostería de piedras trabadas con arcilla, "uno de los cuales ha proporcionado abundante material anfórico fechado en torno al siglo III a.C., así como hasta cuatro cánidos, dos de ellos completos, y un gran número de cáscaras de navajas".

Por orden cronológico, le sigue a este grupo el de enterramientos romanos pertenecientes al siglo II-I a.C., "inhumaciones en fosa simple sin cubierta" que "como ajuar presentan abundantes ungüentarios fusiformes de cerámica y anillos de bronce".

En el sector norte del solar se ha localizado la que se describe como "la mayor concentración de enterramientos en un espacio relativamente reducido". Son numerosas las inhumaciones localizadas: en fosa simple sin cubierta enterrados en parihuela o ataúd "como indican los numerosos clavos de hierro recuperados, material cerámico y varias monedas en el interior de la sepultura".

Estos enterramientos están fechados entre la mitad del siglo I d.C. y principios del siglo II d.C. Y los arqueólogos destacan que "en estos complejos estructurales funerarios destaca el reaprovechamiento intensivo del terreno, llegando a superponerse los enterramientos, e incluso a cortarse entre unos y otros". Junto a estas inhumaciones se encuentran incineraciones primarias, el otro rito funerario característico de este periodo. Como ajuar más destacado se citan "de varias lucernas, numerosos ungüentarios de vidrio, cuencos y jarritas de cerámica, elementos de metal como es el caso de una cerradura de una cajita, agujas del pelo de hueso, etcétera".

También de época romano imperial es una concentración de incineraciones en urna, "unas 32 exactamente", en fosa simple, con cubierta de tégulas, de mampostería de piedra o sillares. Las urnas –que han sido expoliadas en su mayor parte– son de cerámica, aunque también las hay de plomo "e incluso se ha recuperado el fondo de una de fayenza" y otra de alabastro. Los ajuares estaban integrados por ungüentarios de vidrio y cerámica.

Junto a las inhumaciones imperiales se ha documentado una alineación de ánforas, de modelos púnicos, clavadas en la arena y cortadas por la mitad. Esta alineación posee una orientación noroeste sureste, quedando los enterramientos romanos en el lado norte de la alineación. A la espera de futuros estudios, se cree que se trata de una organización espacial de la necrópolis, aunque no se descartan otras teorías.

Además de las tumbas, se han documentado otras estructuras constructivas relacionadas con la necrópolis y los ritos allí practicados. Así, se han hallado los restos de una pileta con canalización, concebida para contener agua, datada en torno al siglo I d.C. Por otro lado, tenemos una estructura formada por una "habitación" en la que se pueden observar dos posibles entradas, las cuales conservan los huecos de los goznes de las puertas. Dicha estructura ha sufrido un expolio para extracción de material constructivo y no se ha podido definir su función. Y también se ha encontrado un pozo romano con brocal de mampostería de piedras, sillares y materiales constructivos reutilizados que, a la espera de futuros estudios, se cree que era utilizado para la extracción de agua, y que está fechado entre los siglos I a.C. y I d.C.

Fuente: Diario de Cádiz

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