A pie de campo, se han podido constatar los actos vandálicos que muchas de las estructuras y yacimientos arqueológicos han sufrido. Algunas ya han sido excavadas y presentan leves medidas de protección; mientras que las que aún se encuentran bajo tierra, son objetivo continuo del expolio por parte de aficionados al uso de detectores de metales, o sufren repetidas agresiones por parte de la maquinaria agrícola empleada por propietarios o arrendatarios de las fincas en las que se encuentran, como en el caso de la finca Casines.
La finca de El Almendral, encierra en su perímetro dos hornos de época medieval-moderna, cuya única protección acorde con la ley de patrimonio vigente es un vallado perimetral. Sin embargo, los hornos han sido destrozados en la zona de las parrillas de cocción. Su estado se muestra aún más lamentable por la vegetación que los cubre ya que al parecer, las medidas de mantenimiento aplicadas al patrimonio de la zona son nulas.
En la misma finca se encuentra un antiguo castellum o surtidor de agua vinculado al acueducto medieval que cruzaba la zona. A pesar de encontrarse delimitado perimetralmente por una maltrecha alambrada, muestra un estado de deterioro acelerado por las continuas incursiones que vándalos hacen en su interior. Esta finca cuenta además con una importante escombrera de materiales arqueológicos de época romana y medieval en su zona superficial, objeto de continuos expolios.
El caso más grave lo presenta el Horno Romano que se encuentra en la finca Olivar de los Valencianos. Una estructura excavada en los años 50, que se ha mantenido a la intemperie sin protección o delimitación alguna. La parrilla de cocción ha sido usada a modo de diana, lo que le ha provocado dos importantes fracturas, y que el interior del horno esté lleno de bidones de combustible y desechos.
En su cercanía se encuentran una serie de muros de mampostería y grandes sillares que no han sido objeto de excavación, y que continuamente se ven sometidos a daños ocasionados por la máquina del arado que pasa por encima.
En el caso de la finca Galeto, tiene en su interior una importante escombrera de material romano en superficie, junto a los restos de una estructura que ha sido seccionada en su perfil. La finca, que contiene un yacimiento en toda su extensión, se encuentra abierta al paso de personas, ya se trate de paseantes o expoliadores, sin ningún tipo de medida de protección sobre los restos. Por otra parte, un camino que al parecer algunos especialistas identifican con una antigua cañada, se ha ampliado seccionando zonas del yacimiento y provocando la destrucción de perfiles con materiales arqueológicos que se ven sometidos a los efectos del paso continuo de coches y expoliadores que transitan por la zona. A estos casos cabe unir el del horno de Puente Melchor, que continua en un estado alarmante.
Fuente: Diario de Cádiz
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