RAFAEL FRAGUAS - Madrid - 08/02/2007
El enclave de Casa Montero, una de las minas de sílex más importantes de la prehistoria, situada en Vicálvaro, será accesible al público y se integrará en un plan de yacimientos visitables. Así quedó rubricado ayer entre el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid y Autopistas Madrid Sur, que ha desviado el trazado de la M-50 para respetar el yacimiento neolítico, de hace 7.400 años. El proyecto, trianual, costará 2,3 millones de euros a cargo del 1%Cultural, cuota de obras destinada a proyectos culturales.
La rúbrica del acuerdo asegurará la investigación, preservación y difusión de los conocimientos que encierra el yacimiento de Casa Montero, para determinar la cultura minera de aquella época, según sus signatarios Carlos Martínez, por el CSIC; Leopoldo del Pino, por Autopista Madrid Sur; y Santiago Fisas, por la Comunidad de Madrid.
El trazado final de la M-50 a su paso por el enclave de Casa Montero, a menos de 1.000 metros de la M-45, ha quedado desviado 60 metros de su diseño original. La ruta de circunvalación compone el tercer anillo viario perimetral de la ciudad. El quiebro obligado de su traza obedece al propósito de la Comunidad -"avalado también por los Ministerios de Cultura y Fomento", precisa Fisas- por mantener lo más intocado posible un riquísimo yacimiento minero de sílex, explotado por los primitivos moradores de la región desde el neolítico antiguo, unos 5.400 años antes de Cristo. Es el segundo venero de pedernal de estas características en Europa, por su importancia, extensión y la calidad de sus vestigios arqueológicos.
Más de las dos terceras partes del yacimiento, cuya extensión es de unas cuatro hectáreas e incluye hasta 3.897 pozos verticales de extracción de sílex -324 ya excavados- permanecen indemnes a las grandes roturaciones del terreno que el despliegue de las obras de la autopista implica. Un equipo de una veintena de especialistas en prehistoria, codirigido hoy por Susana Consuega y Pedro Díaz del Río, labora sobre el terreno desde su hallazgo en 2003.
Hasta ahora, en tres tandas de excavaciones se han extraído 86 toneladas de residuos con valor arqueológico, cuya clasificación realiza ya una veintena de expertos en laboratorios del CSIC, en la calle de Albasanz, señala Susana Consuegra, que resalta la ausencia de vestigios humanos y animales. Ello sugiere que los poblamientos no se hallaban en su contorno.
"Arqueología preventiva"
El yacimiento de Casa Montero lleva el nombre de un predio situado cerca de Vicálvaro que fue propiedad de Isidro Montero, propietario agrícola establecido en Vicálvaro desde la Guerra Civil. Aunque se conocía la presencia de sílex en el área, se creyó que se trataba de una zona sólo para su talla, pero no estrictamente minera.
Arqueólogos de la Dirección General de Carreteras hallaron los pozos en el verano de 2003, dentro de unas operaciones que Santiago Fisas, consejero de Cultura de la Comunidad de Madrid, denomina "arqueología preventiva". Consiste en la exploración científica previa a los trazados proyectados para las grandes obras públicas, "con el fin de detectar la riqueza paleontológica y arqueológica de los terrenos afectados y preservar así los vestigios que los especialistas crean más valiosos", señala Fisas.
La particularidad del yacimiento de Casa Montero deriva de la calidad de su sílex y de las características de su extracción minera. El sílex o pedernal es una roca pétrea formada por silicio, codiciada ya en la prehistoria dada su idoneidad para ser aristada y fabricar así hoces, cuchillos, lascas, ajuares y ornamentos, entre otras funciones. Según destaca la geóloga María Ángeles Bustillo, "fue el petróleo del neolítico".
La doctora Bustillo añade que "el sílex de la cuenca de Madrid suele hallarse entre arcillas de sepiolita, silicato de magnesio; pero el de Casa Montero se dispone entre capas de unas arcillas singulares llamadas esmectitas". Tal disposición aseguró su accesibilidad y pureza.
Los mineros de Casa Montero excavaron casi 4.000 fosos verticales de 64 centímetros a 10 metros de profundidad y unos 85 centímetros de diámetro. Un minero se adentraba y otro le sujetaba. De la pared arrancaba los nódulos de sílex entreverados con las arcillas e, izados fuera, eran pulimentados. Con los restos de la excavación, cegaban luego cada pozo. Todo ello, 7.400 años después de su apertura, hizo evidente la estratificación del suelo y su riquísimo contenido.
fuente: El País
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