El inglés Jonathan Edmondson podría ser un emeritense más si no fuera porque vive en Canadá, donde imparte clases en la Universidad de York. Sin embargo, se desplaza a Mérida cada vez que puede para estudiar las lápidas funerarias de época romana. Hoy presentará su último libro, dedicado a las estelas de granito, y cuya publicación ha sido financiada por la empresa Grabasa, que exporta granito extremeño a todo el mundo.
-¿Cómo termina un inglés viajando cada vez que puede al Museo Romano de Mérida a investigar?
-Siempre he estado interesado en la historia de la Lusitania, sobre la que hice mi tesis doctoral. La primera vez que vine a Mérida fue en los años 80, cuando Sáenz de Buruaga era director del primer Museo Romano, y que me acogió muy calurosamente. Desde 1987 vengo ya todos los años, una vez como mínimo, a estudiar su historia social a través de la epigrafía. He realizado estudios de diversos tipos de monumentos funerarios, uno de los últimos fue de las estelas funerarias de mármol.
La mayor, del esclavo
-Y ahora lo publica sobre las estelas de granito.
-Sí, porque las de granito son las primeras que se erigieron en Mérida desde su época fundacional, ya que aprovechaban el material que tenían más cercano, en las canteras de granito que se hicieron en Proserpina.
-¿Y cuántas estelas ha analizado para realizar este trabajo?
-Concretamente 53, algunas inéditas hasta ahora, otras perdidas, de las que sólo tenemos referencias en documentos, y algunas de las que están empotradas en las murallas de la Alcazaba Árabe, y para cuyo estudio tuve que utilizar una escalera cedida por el Consorcio Monumental. Muchas pertenecen a excavaciones arqueológicas recientes, por lo que sabemos cómo estaban ubicadas, y varias tienen grabadas las medidas de las tumbas, y es curioso porque la más grande de todas las analizadas pertenecía a un esclavo.
-¿Y qué características tenía la sociedad emeritense según estas estelas?
-Era una sociedad muy diversa, en que hay muchos militares, ya que fue fundada por militares licenciados. Tienen muchos esclavos, muchos de ellos cántabros que fueron vencidos por las legiones romanas, y los altos dignatarios de la administración, la justicia y la religión imperial que residían en Emerita. Mérida era una ciudad muy lujosa, con una economía floreciente y un comercio muy variado, que atraía a inmigrantes de todo el mundo.
-¿En qué se diferenciaba Emerita Augusta de otras ciudades de Hispania?
-Destaca el elevado número de esclavos que había, más que en otros sitios. Las familias pudientes podían tener entre 50 y 100 esclavos. Emerita tenía un territorio enorme, y la élite tenía sus villas rurales, cuidadas y trabajadas por esclavos, además de la domus en el centro de Mérida, donde mostraban los esclavos como símbolo de su poder.
Fuente: Hoy Digital
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