El estudio de todo el conjunto puede arrojar luz acerca del desarrollo de la vida extramuros . Las tégulas aparecen bajo y sobre los cuerpos, lo que indica tumbas conocidas como acapucinas.
Estancias rectangulares, cerámica y utensilios médico-quirúrgicos
Cristina Fanjul. león.
Las obras en el polígono de Puente Castro han sacado a la luz lo que podría ser la necrópolis de la ciudad romana Ad Legionem VII Geminan. Así lo creen numerosos arqueólogos consultados, que destacan que el tipo de materiales que han aparecido junto a los cuerpos así lo indican.
Cabe destacar que los huesos hallados yacen sobre tégulas, que también salen a la luz sobre ellos. Es decir, podría tratarse de un tipo de enterramiento conocido como acapucina (en forma de tejadillo) típico de los sepulcros romanos. En este sentido, hay que subrayar que en el recién inaugurado Museo de León existe una reconstrucción de este tipo de enterramiento. Con este gran hallazgo se incrementa el valor de esta ciudad, que debió acoger -entre el siglo I y el III d.C- alrededor de dos mil habitantes.
Huellas para entender el pasado.
Uno de los arqueólogos consultados destaca que este descubrimiento es muy importante desde el punto de vista histórico, puesto que puede dar pistas acerca de lo que fue el vicus, pudiendo aportar información sobre el tipo de población que habitaba fuera del campamento. Se sabe ya que la planificación de la ciudad era muy estandarizada. Además, entre las piezas descubiertas están los restos de una lorica de escamas.
Es decir, el vicus puso haberse creado por la llegada a este lugar de soldados de la Legio VII que, tras licenciarse, se quedaron en este lugar. A la ciudad se accedería desde el campamento a través de lo que hoy es la superficie ocupada por el polígono de La Lastra y para ello habría que haber atravesado un puente que se encontraba, precisamente, en el lugar que ocupará el actual.
Los arqueólogos consideran que, en la mayoría de los casos, estos asentamientos no existían previamente a la creación de las guarniciones militares sino que dependían del campamento, con lo que el levantamiento del fuerte solía ir acompañado del abandono del vicus. Sin embargo, en ciertos casos, la ciudad crecía hasta el punto de acceder a un cierto grado de autonomía.
Otro de los puntos comunes de los vicus es su situación con relación al campamento. Y es que la mayoría tienden a situarse en el cinturón de las principales vías de conexión con el fuerte, con lo que de manera usual los edificios se establecen cerca de las puertas. Además, suelen tener preferencia por estar orientadas al sur, evitando el norte y el noroeste.
Otra de las características es que aún compartiendo muchas de las características de las pequeñas ciudades romanas, generalmente adolecen del típico urbanismo conformado en cuadrículas, la amplitud de los edificios públicos y la buena orientación de los edificios, tan frecuente en los asentamientos no militares del mismo tamaño.
Desde el punto de vista administrativo, los vicus campamentales se diferencian de las ciudades públicas en el hecho de que, a pesar de poseer algún tipo de organización propia, suelen estar subordinados a la autoridad militar del fuerte. Asimismo, la cannaba es muy parecida al vicus en muchos sentidos, pero difiere principalmente en términos de tamaño. Generalmente, la cannaba exhibe un mayor grado de similitud con las pequeñas ciudades que el vicus, ya que frecuentemente tiene un ordenamiento más desarrollado, mayor variedad, más densidad de edificios públicos y una administración civil más fuerte.
Fuente: Diario de León.
No hay comentarios:
Publicar un comentario