Ubicado en el Palacio del Marqués de San Nicolás, el centro abrirá sus puertas dentro de un año
J. A. G / EFE/LOGROÑO
El Museo Egipcio de La Rioja contará con una colección de más de 600 piezas de arte, cuyas principales atracciones serán un conjunto de esculturas del tamaño de un puño y una máscara de las hijas del faraón Akenatón, elaboradas en los talleres de Tell El Amarna, la antigua Aketatón.
Junto a ellas, el museo también exhibirá, como piezas relevantes, un conjunto de collares, pendientes y monedas de la época alejandrina y ptolemaica (años 332 al 30 antes de Cristo) y un lote de vasos cosméticos del Imperio Antiguo (2649 al 2152 a. C.), adquiridos recientemente.
«Las piezas de Tell El Amarna son obras exquisitas dentro de la historia del arte, una belleza», afirma la historiadora Mari Luz Mangado, directora del Museo, que está previsto que se ubique en el Palacio del Marqués San Nicolás de Logroño y que también contará con un amplio fondo bibliográfico y documental.
Para comprender la importancia de estas piezas hay que tener en cuenta el momento en el que se produjeron, en la decimoctava dinastía, cuando el faraón Amenofis IV cambió su nombre por el de Akenatón y decidió romper con el politeísmo reinante y fundar una religión única cuyo centro era el disco solar Atón.
Tras el Museo Arqueológico Nacional y el Museo Egipcio de Barcelona, el futuro Museo Egipcio de La Rioja será el que cuente con la mejor colección de obras de España, «además de uno de los pocos de Europa dedicados en exclusiva a esta cultura, a su investigación y divulgación», según Mangado.
Este centro histórico artístico, que se prevé abrir en un año, está promovido por la Fundación para la Investigación y Divulgación del Antiguo Egipto (Fidae) y se nutrirá de fondos aportados por coleccionistas particulares.
Coloso de 2,5 metros
«El museo no sólo estará centrado en el Egipto faraónico, sino que también va a tener una extensión al Egipto grecorromano y copto y otra dedicada al reino de Saba», afirma Mangado, quien recordó que este centro ya ha organizado varias exposiciones por toda España.
Además, también trabajará en la reproducción de antiguas esculturas ya desaparecidas, de las que un primer ejemplo es un coloso de dos metros y medio de Nectanebo II (360 al 342 a. C.) con su hijo, ubicado originalmente en Napata y que ha sido elaborado por el artista gallego Cándido Pazos gracias a un grabado.
La escultura ha sido concebida para que pueda ser palpada por personas con deficiencia visual. «Queremos que el museo esté abierto a todo el mundo, niños, jóvenes, investigadores y cualquier persona interesada por el arte y la historia egipcias, de forma que ninguna deficiencia física sea un contratiempo para su disfrute», concluye Mangado.
Fuente: El Correo Digital
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