03 octubre 2006

Los arqueólogos hallan en Ròtova una villa romana del siglo I de más de una hectárea


MARIA CASINOS/ RÒTOVA

Las excavaciones realizadas en la entrada de Ròtova han dejado al descubierto una villa imperial romana que data de la segunda mitad del siglo I d.C.

Los trabajos corren a cargo de un equipo de la Sección de Estudios Arqueológicos de la Diputación de Valencia, dirigido por el catedrático e investigador especializado en la Romanización Francisco Cisneros.

Hasta el momento, los arqueólogos han excavado dos habitáculos de la villa, que se calcula que abarca más de una hectárea. Los departamentos que se hallan en proceso de excavación se encuentran adosados al muro de la fachada principal de la vivienda y disponen de puertas que dan a un patio interior.

Los muros estaban hechos de piedra en su parte inferior y la superior se culminaba con una tapia realizada con tierra apisonada. Los arqueólogos han detectado restos de yeso, que se utilizaba para realizar estucos decorativos en la parte alta.

El director de la excavación señaló que la datación del yacimiento está resultando complicada y todavía habrá que esperar un tiempo para concretar cuánto tiempo estuvo habitada la villa romana de Ròtova.

Sin embargo, los arqueólogos han hallado determinados objetos que permiten aproximarse a la fecha de creación de la residencia imperial.

Según explicó Cisneros, se han encontrado fragmentos de cerámica de terra sigillata hispánica, cerámica pigmentada de color rojo brillante creada mediante una técnica de cocción utilizada en el siglo I.

El descubrimiento de una cuenta de collar de cerámica vidriada, propio de la época de los emperadores flavios a partir del año 69, ha ayudado también a datar el yacimiento.

Las techumbres estaban formadas por tegulae , plataformas planas sobre las que se colocaban tejas como las que se usan en la actualidad.

Si la construcción de la carretera a principios del siglo XX hizo que se perdieran gran parte de los yacimientos en la zona, la acción del hombre fue fundamental para la conservación de la villa. A partir del siglo XVIII los propietarios la cubrieron de tierra para poder cultivar encima y que ha aislado los restos romanos del paso del tiempo.

Fuente: Las Provincias

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