El ajuar doméstico de la domus marca el cambio de la alfarería regional que va a sintetizar ambas tradiciones
Oviedo, M. S. MARQUÉS
Las cerámicas de la casa romana (domus) descubierta en las últimas campañas de excavación del Chao Samartín, en Grandas de Salime, evidencian la relevancia social y el poder adquisitivo de sus propietarios, tal como pone de manifiesto el trabajo de investigación de doctorado presentado por Susana Hevia González, arqueóloga y miembro del equipo del parque arqueológico de la cuenca del Navia, que dirige Ángel Villa.
El estudio está centrado en «El ajuar cerámico del siglo I d. C.», es decir, el que utilizaron los acaudalados propietarios que se asentaron en esa época en el Chao Samartín, levantando una villa en la que se ha identificado un patio porticado con columnas de granito en torno al cual se articulan habitaciones de dos alturas con pavimentos de mortero y muros decorados con pinturas polícromas.
Las piezas cerámicas de la domus, rescatadas en lo que en su día fue el basurero de la villa, presentan notables diferencias con la cerámica local que en ese momento se utilizaba en el poblado, pero esas diferencias irán decreciendo con el tiempo cuando los alfareros de la comunidad vayan adoptando esos nuevos modelos en sus creaciones.
Entre el ajuar doméstico de la domus se encuentran recipientes hasta ese momento ausentes en la zona, «son piezas que proceden de puntos dispares del Imperio como sucede con los morteros y las lucernas fabricados en la península Itálica, los vasos de paredes finas realizados en Mérida o las ánforas del sur de la Península. También estos nuevos vecinos debían de abastecerse en la cercana Lucus Augusti (Lugo), de cuya procedencia dan fe algunos útiles de cocina muy habituales en la zona».
Esta amalgama de procedencias y formas va a dar paso en algunas décadas a un estilo nuevo que sintetiza las diferentes culturas y tradiciones de las cerámicas traídas o importadas por los romanos. Lo ocurrido con el ajuar es una pequeña muestra de lo sucedido con el resto de los modos de vida. La convivencia con los nuevos vecinos va a dejar una impronta que pronto se aprecia en la renovación de las viejas comunidades indígenas y su adaptación al régimen administrativo y político establecido por Roma. Lo sucedido en el Chao Samartín no es un ejemplo aislado, y viene a poner de manifiesto lo que las nuevas tesis de los historiadores defienden: la conquista dejó más huella en Asturias que los escasos indicios que hasta hace dos décadas se presentaban para hablar de la superficial romanización del territorio trasmontano.
Para Susana Hevia, la importancia que adquirió el Chao Samartín en tiempos de la conquista viene dada por su situación de centralidad en un territorio rico en yacimientos auríferos del máximo interés para Roma. Ése fue el motivo que, según la investigadora, «justifica su empeño por fijar la capitalidad en este lugar, desde el que se dirigía la organización y control del territorio con una presencia notable del Ejército», del que quedan patentes evidencias en este y otros yacimientos del entorno. El Chao Samartín es uno de los recintos castreños más destacados del occidente asturiano. Como asentamiento humano se remonta a la Edad de Bronce y los primeros vestigios hablan de una fundación en torno al 800 a. C. Después fue un poblado floreciente que prospera en época romana.
Fuente: La Nueva España
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