19 mayo 2006

Los trabajos en la villa romana de Gandia acaban tras hallar un horno del siglo I


Las excavaciones descubren una lámpara de cerámica con símbolos del cristianismo
Un horno del siglo I después de Cristo que calentaba el agua para los baños termales de la villa romana de Gandia. Este ha sido el último hallazgo importante de los trabajos arqueológicos que acaban de culminar después de once años. Los expertos también descubrieron anteayer una lámpara con símbolos cristianos.

Z. SANZ/ GANDIA

Las excavaciones en la partida del Rajolar de Gandia, donde hace 2.100 años se asentaba una villa romana, han finalizado con el hallazgo de nuevos tesoros arqueológicos. Las máquinas tropezaron hace varios días con los restos de un horno de los siglos I y II después de Cristo.

Esta infraestructura se empleaba para calentar el agua que después se desviaba a los baños termales donde los romanos solían relajarse. Así lo explicó ayer el director del Museu Arqueològic de Gandia (MAGa) y arqueólogo municipal, Joan Cardona: “Estas estancias, antecedentes de los actuales jacuzzi, eran totalmente privadas”.

Los vestigios de este antiquísimo calentador de agua que han aparecido son pilares de ladrillo ( suspensura ). Estos actuaban como cámara de combustión, donde el recurso hídrico iba adquiriendo cada vez más temperatura.

Anteriores campañas
Los especialistas ya sospechaban que en este lugar había un horno de estas características porque que en otras campañas se recuperaron restos cerámicos, como cañerías para canalizar el agua y el aire caliente a los baños. También resurgió en el mes de marzo una pintura mural de colores rojo, negro, blanco y verde, correspondiente a una ostentosa estancia. Los expertos creen que tiene relación con la instalación.

Otro nuevo descubrimiento en esta misma zona salió a la luz anteayer. Se trata de una lucerna, es decir, una lámpara de cerámica con forma de cazuela. Este instrumento iluminador tiene un asa y un pico, donde se colocaba la mecha para poner el aceite y alumbrar la sala.

Este objeto lleva impreso un crismón (monograma de Cristo). “Se puede apreciar en la lucerna un alfa y omega y una cruz cristiana que representa la romanidad avanzada. Estos signos permiten asegurar que estamos en pleno cristianismo, entre los siglos III y IV de nuestra era”, comentó Cardona.

Ahora que ya han finalizado las excavaciones, los expertos remitirán un informe detallado a la Conselleria de Cultura sobre cómo se han llevado a cabo las actuaciones arqueológicas y las piezas que se han descubierto en la zona.

Los especialistas interpretan que varias familias habitaban la villa durante el siglo I antes de Cristo hasta el siglo VI de nuestra era. El propietario ocupaba las estancias lujosas. La vivienda se dividía en dos áreas: la pars rústica, donde cultivaban y realizaban trabajos con metal; y la pars urbana, donde desarrollaban las tareas del hogar.

También había un patio. Un muro separaba ambas zonas. Junto a esta villa había dos vías romanas: un ramal de la Vía Augusta, que enlaza Valencia y Dénia; y otra en dirección a Villalonga.

Fuente: Las Provincias

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