08 mayo 2006

Detenido en Sevilla un historiador italiano integrante de una red de 'caza-tesoros' marinos


Autor de varias publicaciones sobre naufragios, dedicado oficialmente a la investigación y afincado en Sevilla desde hace años -residía en Triana con su familia-, nadie diría que C.B., un historiador de nacionalidad italiana era el integrante de una red de expoliadores de restos arqueológicos marinos. Se publicitaba en Internet como 'naufrólogo' y se ofrecía a localizar barcos hundidos, incluso había salido en diversos programas de televisión sobre el expolio de los restos arqueológicos en nuestras costas. Todo hasta que, hace unos veinte días, la Guardia Civil lo detuvo y puso a disposición judicial por su presunta implicación en una red que expoliaba restos arqueológicos del fondo del mar.

La operación, que se ha saldado con siete detenidos, entre ellos el citado historiador italiano, un submarinista profesional en Algeciras, cuatro personas en Madrid y una en Ciudad Real, es la segunda fase de una intervención denominada 'Bahía' que se inició en febrero.

Entonces la Guardia Civil localizó en el puerto de Santa María dos embarcaciones, 'Luisa' y 'Géminis', en las que, además de diverso armamento, se encontraron varios restos arqueológicos y todo un operativo que demostraba que se había formado una red de expoliadores de tesoros de la historia que oculta el mar. La red estaba formada por un grupo de empresas tapaderas que eran las que solicitaban permiso para buscar sedimentos marinos que le servían de excusa para fletar el barco y localizar los restos arqueológicos que luego eran enviados a EE.UU. donde se vendían.

Entonces se produjeron tres detenciones, pero los investigadores coincidieron en que tenía que haber más gente implicada, entre otros, algún experto submarinista y un especialista en la localización de antiguos buques que naufragaron en nuestras costas dados los documentos allí hallados.

El submarinista se sabía que estaba en la zona de San Roque o Algeciras y finalmente se le halló en éste municipio. La localización en Sevilla del Archivo de Indias, donde están registrados todos los movimientos de los barcos que navegaban entre España y América, hizo que los investigadores de la Guardia Civil centraran sus sospechas en alguien afincado en la capital hispalense como experto historiador. No se descarta que las tensiones que suelen surgir entre los integrantes de estas redes provocara también la localización del historiador italiano. A la sorpresa de su implicación, los agentes que han llevado a cabo la operación, con la colaboración de la Consejería de Cultura y el Centro Arqueológico Submarino de Cádiz, le siguió lo que descubrieron que tenía.

Además de varios ficheros con anotaciones de miles de naufragios en todo el mundo, numerosas cartas náuticas, mapas con la localización de barcos hundidos y material audiovisual diverso, la Guardia Civil se ha incautado de un un material técnico sorprendente y desconocido. Junto a un detector de metales y otro de huecos, que le servía para medir la profundidad, había un mochila que podría ser confundida con cualquiera de las que se utilizan para ir de excursión pero en cuyo interior se hallaba todo un equipo para la fácil localización de restos arqueológicos: un discriminador de frecuencias al que se le introducían unas coordenadas concretas para la búsqueda de metales determinado y que, con la ayuda de unas antenas, marcaba la zona donde se encontraban. En esa misma mochila se localizaba un GPS portátil donde se marcaba la localización del yacimiento.

Para llegar hasta éste se ayudaba de Internet, donde localizaba la imagen aérea de la parcela, y contrastaba el trabajo de campo con documentos de planeamiento del municipio donde estuviese. Como prueba, la Guardia Civil exhibió ayer dos planos de los hallados en el transcurso de la investigación, uno de ellos de una finca situada cerca del río Guadiamar. El historiador aglutinaba tanta información que llegó a decir que no le hacía falta ir al Archivo de Indias para localizar donde podría haber galeones hundidos.

Bombonas con 'doble fondo' Pero no sólo C.B. contaba con sofisticado material para llevar a cabo sus funciones dentro de esta red de expoliadores. Se han localizado bombonas de oxígeno trucadas en las que se escondían algunos restos extraídos del mar y un robot de filmación submarina a control remoto con capacidad para trabajar a una profundidad de 500 metros, además de un sonar de barrido lateral.

Es tal la información acumulada, que la Guardia Civil considera que la organización desmantelada, que a pesar de llevar unos meses operando en las costas españolas no habría obtenido un botín de importancia -se ha localizado algunas piezas de cerámica y un cepo romano-, podría estar planeando extender su campo de actuación a los yacimientos en tierra.


El cabecilla, un armador de EE.UU. En las dos fases de la operación 'Bahía' contra esta esta red de expoliadores la Guardia Civil ha detenido a diez personas y el juez ha imputado por su posible implicación en la trama a otras dos. Pero todo apunta a que el número de implicados podría incrementarse, ya que las investigaciones se mantienen abiertas. Además la Guardia Civil tiene localizado al presunto cabecilla, un ciudadano de EE.UU., el armador del barco 'Luisa' incautado en febrero y padre de una de las detenidas entonces. Los hechos han sido puestos en conocimiento de las autoridades de aquel país, donde además se vendían la mayor parte de las piezas obtenidas en el expolio de las costas españolas gracias a que se había puesto en marcha un entramado 'perfecto' y que permitía a los intregantes de esta red obtener bastante dinero. El asunto está centralizado judicialmente en Cádiz y sobre el mismo se ha declaro el secreto del sumario.

Fuente: Terra Actualidad

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