08 mayo 2006

La Carisa reescribe la Historia de Asturias


El yacimiento, localizado entre Lena y Aller, abre expectativas para conocer mejor dos períodos clave como la romanización y el nacimiento de la Monarquía asturiana

Oviedo, Mercedes MARQUÉS

Los enclaves arqueológicos del monte Curriechos y el Homón de Faro, en la vía La Carisa, que une los concejos de Aller y Lena, se presentan en estos momentos como dos puntos estratégicos de gran relevancia para complementar el conocimiento de la Historia de Asturias.

Si la circunstancia de que en estas altitudes se hubieran localizado vestigios de un escenario bélico, crucial para abordar las guerras de conquista de Roma, suponía un valor extraordinario por su contribución a la película de los hechos, la novedad de que una parte de ese patrimonio arqueológico responda a un momento cronológico a caballo entre los siglos VII y VIII viene a incrementar de forma extraordinaria su valía y su importancia para conocer lo que realmente ocurrió en esas cimas en dos momentos tan significativos.
El campamento del monte Curriechos fue levantado en el marco temporal de las guerras romanas con los pueblos del Norte, entre los años 26 y 22 a. d. Cristo; así lo prueban muchas de las piezas de armamento localizadas dentro de sus defensas y también algunas monedas -denarios de Julio César, ases de Augusto y otras de Publio Carisio-. A estas evidencias se une la tipología del propio campamento, con fosos dobles y cuádruples con empalizadas como los utilizados por César en las guerras de campaña.
Como apunta Rogelio Estrada, uno de los arqueólogos que forman parte del equipo investigador, todo este despliegue defensivo tenía que responder a la presencia de un enemigo en las inmediaciones. Esa reflexión tuvo pronto respuesta cuando se localizaron a poco menos de un kilómetro los muros del Homón de Faro. Se trata de una línea de murallas de 200 metros de longitud que en la retaguardia preserva fosos entre cinco y diez metros de profundidad.
Las cosas parecían claras: los astures habrían hecho frente a los romanos pertrechando su defensa tras esos muros que cerraban a su vez el paso a los legionarios por la vía La Carisa. Pudo haber sido así, pero las recientes novedades derivadas de la datación con el carbono 14 añaden nuevos ingredientes que habrá que desentrañar. Está claro que en las crestas de la Cordillera, entre Lena y Aller, hubo un escenario bélico en época romana, y probablemente enfrentamiento, pero además, ahora, se pudo conocer que esa muralla que entonces se pensó parapeto de astures contra Roma fue levantada entre los siglos VII y VIII, no se sabe aún si utilizando el emplazamiento de una anterior.
Valor añadido
Esta nueva cronología no resta, por tanto, relevancia a lo sucedido en La Carisa. Más bien es un valor añadido, si se tiene en cuenta que concentra en poco más de un kilómetro de distancia dos enclaves cruciales para la Historia de Asturias como son un escenario de luchas de conquista con Roma y una fortaleza defendida por los pueblos astures en unas fechas expresamente significativas para lo que iba a ser la Reconquista y el nacimiento de la Monarquía asturiana.
Las historia de La Carisa acaba de empezar, pero se presenta apasionante para todos los que han seguido de cerca sus circunstancias. Jorge Camino Mayor, responsable del equipo arqueológico, sabe que el trabajo se ha complicado con los recientes resultados de las dataciones, que habrá que responder a muchas más preguntas y que ahora tiene frente a sí un doble escenario bélico que aclarar.
Las expectativas que se abren afectan de lleno a una cuestión que no ha conseguido aún el consenso de los historiadores. La génesis del Reino de Asturias dio pie desde su constitución a todo tipo de interpretaciones y aportaciones a las que no han sido ajenas figuras como Juan Uría Ríu y, sobre todo, Claudio Sánchez-Albornoz. Cientos de estudios se han referido a lo largo de las últimas décadas a esta cuestión en la que los especialistas se posicionan en torno a dos teorías: la de quienes defienden los orígenes hispano-godos del Reino de Asturias, y, por tanto, la continuidad de la tradición visigoda y la sumisión de los astures al Reino de Toledo, y la llamada postura «indigenista», que apuesta por la gestación del Reino a partir de pueblos no sometidos al dominio romano o visigodo.

Como las fuentes escritas son confusas y han sido alteradas, los historiadores esperan desde hace tiempo que las aportaciones de la arqueología contribuyan a dilucidar la auténtica naturaleza de la sociedad que contribuyó a fundar la Monarquía asturiana.

En esta tesitura, La Carisa puede tener mucho que decir. Por las fechas que ofrecen las defensas del Homón de Faro, arqueólogos y medievalistas ponen el punto sobre dos acontecimientos bélicos que pudieron darse en esos momentos. Uno tendría que ver con los enfrentamientos entre visigodos y astures, que no todos los especialistas admiten, pero que otros sitúan un siglo antes de la llegada de las invasiones islámicas. En esta última línea, los historiadores hacen referencia a la posible expedición del rey visigodo Wamba en el año 680.
Godos y árabes
La otra posibilidad, que tal vez goce de mayores apoyos, es la que relaciona la presencia de la fortaleza del Homón de Faro con las campañas de los árabes en Asturias. Según las cifras de datación, existe el 68 por ciento de posibilidades de que las murallas se levanten entre mediados del siglo VII y la primera década del VIII. Estas fechas se encuentran en el margen temporal de la conquista musulmana de Hispania, que al iniciarse en el 711 se sale levemente de esos límites, pero debe precisarse que las dataciones de carbono 14 nunca son cerradas y se mueven en una horquilla temporal difícil de ajustar que podría perfectamente en este caso oscilar unas décadas, permitiendo llegar hasta los años veinte, cuando las tropas islámicas iniciaron la conquista del Norte.

Sea como fuere y remitiendo a un ámbito visigodo o árabe, las conclusiones que aporten los estudios pueden introducir cambios en las tesis que se vienen manejando sobre un hecho tan importante y tan analizado como es la formación del Reino de Asturias. Las investigaciones que se pondrán en marcha este verano en el Homón de Faro estarán orientadas a buscar restos arqueológicos que contribuyan a esclarecer las cosas. Los arqueólogos no descartan nada, saben que lo allí existente puede tener diferentes respuestas y confían en encontrar indicios de los que defendieron y atacaron esos muros y los fosos posteriores de La Cava. Ésa va a ser la máxima prioridad.

No se olvidan tampoco de las defensas de La Mesa, coetáneas en el tiempo y posible freno a las mismas expediciones invasoras.


Fuente: La Nueva España

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