Un equipo internacional de científicos ha hallado en Etiopía el fósil de una niña de hace 3,3 millones de años, el más antiguo y completo de un menor encontrado hasta la actualidad.
Los restos óseos corresponden a la especie Astrolopithecus Afarensis, la misma a la que pertenece el famoso esqueleto de "Lucy", la hembra hallada en 1974 en la misma región etíope de Afar.
Los paleoantropólogos han recuperado el cráneo, la dentadura casi completa y el torso y partes importantes de las extremidades superiores e inferiores de la pequeña, bautizada como "Salem", que significa "paz" en Etiopía.
Las pruebas a las que sometieron los restos óseos parecen demostrar que la menor tenía unos tres años cuando murió, víctima posiblemente de una riada, por lo que sus restos pudieron conservarse al quedar protegidos de la intemperie bajo la arena y los guijarros.
Fuente de revelaciones.
Muchos de los huesos están aún articulados, según los científicos, dirigidos por el paleoantropólogo etíope Zeresenay Alemseged, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig, en Alemania. "El fósil de Dikika (el área donde fue hallado) revelará ahora muchos secretos sobre la especie Austropithecus Afarensis y otros homínidos primitivos", prevé Alemseged.
En declaraciones a la cadena británica BBC, el paleoantropólogo etíope señala que la especie Afarensis es una mezcla de criaturas con aspecto humano y con aspecto de chimpancés. "Esto sitúa a los Afarensis en una posición especial para desempeñar un papel crucial en la historia sobre quiénes somos y de dónde venimos", considera.
El hueso de la lengua.
Un interesante rasgo físico hallado en la pequeña austrolopiteca es el hioides, o hueso de la lengua, de gran importancia para la investigación sobre los orígenes de la capacidad de hablar de los humanos. El hioides de "Salem" era más parecido al de los simios modernos que al de los humanos, lo que sugeriría, según los científicos, que los Aferensis carecían de capacidad para hablar.
El fósil fue identificado por primera vez en 2000, pero los antropólogos han tardado cinco años en recuperar todos los huesos de entre la arena y los guijarros donde había quedado sepultado, para lo que llegaron a utilizar herramientas de dentista.
Fuente: ABC Digital.
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