Aunque el hallazgo de restos arqueológicos ha retrasado la construcción de las facultades, también les ha dado un plus inesperado, y es que los estudiantes de arqueología puedan realizar prácticas de excavación en el interior del recinto de la universidad. En uno de los patios se encontraron restos de los numerosos hornos que había en los patios traseros de los talleres de cerámica que se concentraban en la calle Tallers. También depósitos de decantación y tésters donde se acumulan fragmentos de piezas defectuosas, testigos del pasado industrial de la zona. En cualquier otro lugar los restos -no especialmente valiosos- se hubiesen documentado y enterrado sin más. Por contra, la universidad decidió preservar la zona, de unos 300 metros cuadrados -el terreno no se ha rebajado, como preveía el proyecto arquitectónico-, de modo que los estudiantes, durante unos cuantos años, hasta que se agote el yacimiento, puedan realizar allí sus prácticas de excavación. En el corazón de Barcelona y de la facultad.
Fuente: ABC
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