Vista de la zona excavada. PEPE ORTEGA
Restos de lo que se presume fue un gran depósito de suministro de agua de la ciudad en época romana han aparecido en las obras de reurbanización de la Plaza de Pescadería en lo que se considera un descubrimiento arqueológico de primer nivel.
La excavación ha permitido localizar un muro de una cisterna con un grosor de 50 centímetros y unos 4 metros de profundidad, que afloró a sólo 60 centímetros bajo el asfalto de la plaza, y que formaría parte de un «castellum aquae» o gran depósito de abastecimiento de agua, probablemente del siglo I.
El hallazgo se produjo en uno de los sondeos que de oficio se venían realizando en la zona afectada por las obras, y según el arqueólogo responsable de las mismas, Miguel Angel García, se trata de una satisfactoria casualidad ya que se horadó justo en el lugar donde ha aflorado el muro que, por lo excavado hasta ahora, por sus características y por los materiales empleados, parece tratarse de uno de los que separaban los distintos vasos del depósito en el que se acumulaban las aguas llegadas a esta zona alta de la ciudad para su posterior distribución.
Dimensiones muy importantes
Hasta el momento, la excavación ha descubierto la pared y unos 8 metros cuadrados del fondo del vaso subterráneo del depósito en perfecto estado. Destaca el «cordón» de aljibe con el que se remataban los vértices del fondo de la cisterna para evitar filtraciones. No quedan vestigios de la bóveda que debería cubrirla. Se estima que por antecedentes en este tipo de obras las dimensiones del depósito puedan ser muy importantes.
Entre otros aspectos queda por determinar la data exacta de los restos, ya que para ello tendría que descubrirse el muro perimetral medianero del depósito. Las primeras estimaciones lo sitúan en un periodo anterior al siglo II a la vista de los materiales empleados.
El estudio del yacimiento, con independencia de incrementar los conocimientos sobre esta obra pública puede aportar interesantes datos no conocidos hasta el momento de la disposición del ciudad antigua, especialmente por la cota a la que han aparecido estos restos en contraposición de los hallazgos romanos de la Encarnación que están a un nivel muy inferior.
La parte intacta del «castellum aquae» se estima estaba construida bajo tierra y puede -por la cota en la que se ha localizado- que tuviera continuidad en superficie.
El equipo arqueológico estaba ayer a la espera de la visita de la Inspección de la Delegación Provincial de Cultura que habrá de decidir si incrementa las cautelas sobre el yacimiento para hacer un estudio más exhaustivo de las dimensiones y características de esta obra civil romana.
Registro y cubrimiento
No obstante, el delegado provincial de Cultura, Bernardo Bueno, señaló ayer a ABC que por el momento se van a hacer algunos sondeos en zonas cercanas para poder determinar las dimensiones del depósito, si bien lo previsible es que se haga un registro del hallazgo para su documentación y se tape para futuras investigaciones.
Sobre la posibilidad de que se puedan adoptar medidas cautelares o proponer incluso modificaciones al proyecto para la puesta en valor del yacimiento, Bueno señaló que «ahora mismo no tiene mucha lógica adoptar medidas que se tomarán en función de lo que se encuentre en los sondeos».
La afección de varios tendidos de servicios públicos (agua, telefonía, electricidad...) dificulta las tareas de excavación abierta. En principio, y si no media otro dictamen de la Delegación de Cultura, la investigación en la zona se reducirá a sondeos satélites en el entorno de la zona ya abierta.
Puesta en valor
El hallazgo afecta a las obras de reurbanización de la Plaza de Pescadería y su entorno, englobadas en el proyecto «Piel Sensible». Junto a la zona donde ha aparecido la cisterna se sitúa el área de almacenaje de material de las obras, ahora centradas en el enlosado de la calle Jesús de las Tres Caídas.
Teniendo en cuenta la trascendencia del hallazgo arqueológico y que el proyecto urbanístico plantea un espacio diáfano, cabría plantearse la posibilidad de que, una vez estudiados en su totalidad los restos, se pudiera considerar su puesta en valor mediante el acondicionamiento de una cripta visitable o bien actuar en superficie incluyendo en el proyecto vanos acristalados para que puedan contemplarse desde la superficie los restos. Esta posibilidad vendría a complementar el museo arqueológico con restos romanos que se proyectan bajo la plaza de Metropol Parasol en la Encarnación. Una iniciativa que la administración ha puesto como paradigma de buen hacer en la gestión del patrimonio histórico de la ciudad.
No obstante, este último hallazgo se produce en pleno debate sobre la discrecionalidad de la Consejería de Cultura a la hora de ordenar medidas cautelares en obras que promueve el Ayuntamiento de la ciudad y cuya culminación está prevista antes de las elecciones municipales de mayo de 2007.
Como se recordará, la pasada semana, Cultura desestimó incrementar las cautelas para el estudio de los restos de la necrópolis árabe de finales del siglo XI aparecida en la Avenida de la Constitución. La zona fue tapada al día siguiente de difundirse el hallazgo tras una rapidísima intervención de los restos y ya está preparada para que se hormigone sobre ella la losa del tranvía Metrocentro.
Fuente: ABC Sevilla
Fuente: ABC Sevilla
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