02 junio 2007

Contraste de fuego y agua

El entorno natural de las cuevas de Andina y los hallazgos geológicos y arqueológicos centran el impulso turístico del concejo de El Franco.

Es uno de los enclaves más singulares del Occidente: por su entorno natural, por su composición geológica y por los importantes yacimientos de minería romana recuperados 2.000 años después de ser utilizados. Esto es lo que ofrece a los turistas el municipio de El Franco en las cuevas de Andina.

La revalorización de este monumento natural ha sido una de las grandes apuestas del equipo de gobierno que lidera Cecilia Pérez. Para ello, ha trabajado con los vecinos de Andina, con asociaciones culturales del municipio y con técnicos y expertos en geología y arqueología a lo largo de los últimos cuatro años. La inversión realizada en este proyecto turístico ha superado los 350.000 euros.

De cara a la temporada estival, se están ultimando los itinerarios que podrán visitarse y la redacción de folletos explicativos sobre la composición caliza de las cuevas y el proceso de explotación minera de la zona.

Alfredo González, el geógrafo responsable del estudio y datación del entorno de las cuevas, afirmó que se trata de «un paisaje complejo, de unas diez hectáreas de extensión, con una geología singular en el Occidente». Las cuevas están formadas por una banda caliza «excepcional», perteneciente a la serie conocida como «calizas de Vegadeo», cuya formación se remonta a la era primaria, es decir, hace 420 millones de años.

Además de descubrir esta maravilla geológica, los trabajos realizados en la cuevas de Andina permitirán ver las galerías y hoquedades formadas por la disolución o «karstificación» de la caliza, que ha creado espacios e imágenes sorprendentes, explicó González. Tal es el caso del 'forno del Mosqueiro', «una galería con unas columnas que parecen una construcción modernista», apuntó el geógrafo. La 'cova de las Grayas' es otro escenario recomendable, aunque González aún no se atreve a afirmar que esta galería haya sido formada de forma natural.

Podrían tratarse de canales de agua construidos por los romanos para la explotación minera de las cuevas. De hecho, el espacio explorado y acondicionado para las visitas del público gira en torno a las galerías construidas por los antiguos buscadores de oro.

La antigua minería

El geógrafo del proyecto detalló que el frente de la explotación minera, de unos 20 metros de longitud, se halla en la cabecera del monumento natural, de donde salen unas zanjas rectilíneas por las que circulaba el agua fría hasta la base de las cortas. La técnica romana consistía en aprovechar los resaltes de las rocas para encender grandes hogueras que calentaban la piedra. Debido al contraste térmico al entrar en contacto con el agua a baja temperatura, se producían contracciones y dilataciones en las paredes de la cueva, poniendo al descubierto las vetas de oro. Este proceso puede apreciarse en la 'pena da Llamua', otro de los espacios de las cuevas.

Alfredo González señaló que este tipo de estrategia minera, «muy costosa», sólo era empleada en aquellos fondos mineros con importantes vetas auríferas.

En definitiva, las cuevas de Andina aportarán a los visitantes toda una lección de historia enmarcada en uno de los parajes boscosos más destacables del concejo y del Occidente asturiano.

Fuente: El Comercio Digital

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