Es universalmente sabido que en los términos de Valencina y Castilleja de Guzmán se localizan yacimientos excepcionales -de un valor incalculable-, que van desde la época prehistórica hasta el período romano: culturas de una antigüedad milenaria, imprescindibles, como mínimo, para conocer los orígenes de Sevilla y de Andalucía. Son un referente cultural al que siguen acudiendo, desde el siglo XIX, expertos de todos los puntos del planeta (arqueólogos, historiadores, geógrafos, sociólogos...) para conocer in situ monumentos megalíticos tan significativos como el dolmen de La Pastora o el de Matarrubilla, que aparecen en todos los libros básicos de arqueología general. Sin embargo, en esta zona y en las aledañas hace tiempo que ha sonado la alarma, pese a que la Carta Arqueológica de Valencina, encargada por la Junta de Andalucía, viene a corroborar la relevancia de este yacimiento, cuando dice que «supera el marco de lo aparentemente local para adquirir una dimensión superior».
El documento sobre el Aljarafe de Francisco Morilla pone de relieve la falta de un plan serio de excavaciones que saque a la luz la riqueza arqueológica yacente. Ello estaría unido a la elaboración de un Parque Arqueológico y Medioambiental «con un valor Macroeconómico añadido, desde la perspectiva de turismo cultural». Y ahí, desde el respeto al patrimonio, tendrían cabida hoteles y restaurantes integrados en el entorno, centros de interpretación arqueológica y medioambiental, como se hizo en el valle de Mosela, en el Rhin, en el valle del Loira o en la franja de Alsacia desde el Sarre hasta Colmar. La idea de un parque arqueológico para esta zona surge ya a mediados del siglo XX, tras los estudios de arqueólogos de prestigio.
Es mucho lo que queda por excavar. La Carta Arqueológica de Valencina es un excelente trabajo a tener en cuenta. Pero hay más. Antes de que la Consejería de Cultura diera el visto bueno a la carretera A-8077, que cruzará la zona protegida de los dólmenes, la propia Junta de Andalucía encargó la prospección magnetométrica de la línea de esta nueva carretera, con objeto de obtener la mayor información sobre la forma y naturaleza de los depósitos arqueológicos. En este equipo han intervenido expertos de la Universidad de Sevilla y los profesores Simon Keay y David Knight de la Universidad de Southampton.
El resultado de estos análisis ha sido espectacular. Se ha localizado un gran número de elementos arqueológicos, de tipo funerario y de asentamiento, «asociados con la ocupación del Calcolítico y posterior del área». El subsuelo esconde también diversos enterramientos, posibles silos y pozos y lo que parece una «nueva tumba de cámara», es decir, otro dolmen. El equipo recomienda que continúen las investigaciones. Pese a ello, la Consejería de Cultura ha dado el visto bueno a que la carretera pase por encima de esta zona arqueológica, lo mismo que ha permitido la disminución del entorno de protección del dolmen de Montelirio.
fuente: ABC Sevilla
fuente: ABC Sevilla
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