Expertos apuntan que el núcleo pudo ocupar unos 6.000 metros cuadrados La presencia de amuletos egipcios indica la existencia de un santuario.
Los restos arqueológicos puestos al descubierto conforman una manzana de viviendas que ocupa una superficie que se extiende sobre más de 40 metros de largo y unos 12 de ancho. Los primeros estudios apuntan que se trata de un nuevo sector de los tres hallados desde que en 1973 el Instituto Arqueológico Alemán realizará las primeras excavaciones tras diversos hallazgos realizados como consecuencia de la construcción de una vivienda y la posterior ampliación de la N-340, que llegó a afectar al yacimiento.
Según el Departamento de Patrimonio del Ayuntamiento de Vélez, la intervención arqueológica ha permitido conocer la existencia de un nuevo y amplio sector urbano origen de la antigua ciudad fenicia de época arcaica (primera mitad del siglo VIII antes de Cristo) conocida como Las Chorreras, que se cree se pudo extender sobre una superficie de unos 6.000 metros cuadrados, lo que la convierte en una de las de mayores dimensiones que se conocen en Andalucía.
El yacimiento se localiza en una colina conectada al mar, formada por diversos promontorios, en la zona como Cerro y Mar de Mezquitilla, en el término municipal de Vélez. El descubrimiento consiste en tres grandes viviendas que se levantan de forma escalonada y aterrazada, con diferentes niveles y adaptadas a la topografía del terreno.
Los restos quedan delimitados por una gran calle que discurre paralela a la vaguada, que parte desde la misma playa y que continúa hacia el norte, donde hace tres años se realizó el descubrimiento de otras viviendas. Según el arqueólogo municipal, Emilio Martín, la importancia del yacimiento radica no sólo en su magnitud, sino también en el grado de conservación de los restos y los utensilios hallados, así como por la distribución urbana de las edificaciones.
Suelo conservado.
Los restos que se han conservado corresponden a los zócalos de las viviendas, construidos con materiales arcaicos. Se trata de muros rectos levantados a base de grandes cantos rodados y unidos, casi siempre con arcilla, con una altura media que oscila entre 0,5 y un metro. Sobre los muros, según Martín Córdoba, se elevaban paredes de adobe, las cuales han quedando registradas en la excavación en marcha como derrumbes en el interior de las viviendas.
En una habitación utilizada como dormitorio se conserva incluso el suelo y el enlucido de las paredes, algo poco frecuente en este tipo de hallazgos.Asimismo han aparecido restos vinculados a las diferentes habitaciones. «Hemos podido recuperar toda la vajilla de una de las cocinas (mesa de piedra, cuencos, fuentes, ollas y morteros, entre otros utensilios) y dos escarabeos de tradición egipcia (amuletos, uno de marfil y otro de piedra), lo que indica la existencia de un santuario en esta misma manzana», según Martín.
Fuente: Sur Digital.
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