24 julio 2006

Cáceres: Situado en un lugar de fácil defensa El castro La Coraja pervive en el olvido


El primer yacimiento celta excavado en Extremadura en 1984 sirvió de base para los primeros estudios sobre este tipo de poblado a un grupo de arqueólogos

LUCÍA CAMPÓN GIBELLO/TRUJILLO

La Coraja está rodeada por un recinto amurallado, uno exterior que bordea el castro y otro interior, de menores dimensiones que se construyó para proteger la acrópolis del poblado. Su extensión puede oscilar entre las dos y las cuatro hectáreas. Las primeras excavaciones se realizaron precisamente en la acrópolis. Las cabañas no sobrepasaban los cuatro o cinco metros de largo por los tres o cuatro de ancho. Se realizaban con un zócalo de pizarra, adobe de barro y techumbre de paja. «Lo que se excavó de las viviendas fue a una altura de unos 50 o 60 centímetros», concreta el director de las excavaciones, José Antonio Redondo. El castro está situado en la parte alta de la sierra, en un lugar de fácil defensa y con un buen abastecimiento de agua, ya que se encuentra en las proximidades del río Almonte y el arroyo el Moro. En el poblado habitaban entre 400 y 500 personas, puntualiza. El castro de La Coraja fue el primer yacimiento celta excavado en Extremadura, en el término municipal de la localidad cacereña de Aldeacentenera. Diez años después del fin de las excavaciones (1996) La Coraja pervive en la memoria de muchos, y en el 'olvido' de otros.

El Departamento de Historia Antigua de la Universidad de Extremadura inició las obras en 1984 con el objetivo de realizar estudios más exhaustivos sobre la historia de los castros celtas en la región. La cronología de este pueblo vetton (considerado por los arqueólogos como uno de los más importantes por su tipología urbanística, religión, armamento y cultura común) data del siglo V a. C. hasta el siglo I d. C., momento en el que fue abandonado por el cambio de orientación económica de la zona, según el director de las excavación, José Antonio Redondo.

Los trabajos arqueológicos salpicaron de curiosidad durante varios años a los vecinos de Aldeacentenera. Arqueólogos y expertos fueron protagonistas de este proyecto. También se implicaron decenas de obreros tras alcanzar un acuerdo con el Ayuntamiento de la localidad. «Llegamos a un acuerdo porque nos pareció algo interesante para desarrollar posteriormente iniciativas orientadas al turismo y que debía explotarse y darlo a conocer», resalta el alcalde de Aldeacentenera, Juan Francisco Monterroso. El proyecto fue financiado por el Ministerio de Cultura, la Junta de Extremadura y la Diputación de Cáceres.

Durante doce años, el equipo de excavación se encargaba de mostrar el progreso de sus trabajos a los vecinos, a través de charlas que acompañaban con imágenes. Eran para ellos clases magistrales. De esta forma, la relación existente entre arqueólogos y vecinos se fue estrechando. «Se llegó a acoger a los arqueólogos en las casas del pueblo», recuerda el alcalde.

El valor del castro

Sin embargo, a día de hoy el Ayuntamiento no ha logrado su pretensión inicial de poner en valor dicha zona. «El Ayuntamiento planteó en varias ocasiones a la Junta la apertura del yacimiento al público para ponerlo en valor, incluso se pensó en hacer un centro turístico para exponer las réplicas de este yacimiento y que las personas pudieran acceder a la historia de este castro». El fin de las excavaciones en este castro dio lugar a graves consecuencias: los reiterados saqueos y visitas clandestinas a la zona. En los últimos años han ido desapareciendo de forma paulatina piezas que allí se encontraron. Muchas de los restos originales se encuentran en el Museo de Historia en Cáceres.

Actualmente la maleza se apodera de las piedras de las cabañas del castro, y su estado empeora con el paso del tiempo. «Seguimos intentando que las administraciones apoyen la apertura del castro para mantenerlo porque es una zona que no puede quedar en el abandono».

De hecho, el Ayuntamiento comenzó a construir a final de la década de los 80 siete viviendas en el Complejo Turístico 'El Ejido de Zentenera', en la localidad. Se trata de una reconstrucción fiel de las viviendas del poblado celta, y que son usadas como aulas de formación de talleres de empleo en la localidad y como lugar de descanso y recreo para los ciudadanos. «Se han realizado con los mismos materiales y están a disposición de los ciudadanos para que se hagan una idea de cómo eran aquellas viviendas», apunta Monterroso.

¿Vuelta al trabajo?

El director de la excavación, José Antonio Redondo, señala que los trabajos finalizaron cuando se cumplieron los objetivos de los estudios. «Pudimos hacer una sipnosis muy adecuada sobre la historia del yacimiento. Hubiera sido interesante hacer una reconstrucción del castro y haberlo dedicado a un centro turístico, ya que podría haber tenido un atractivo importante para los ciudadanos», reconoce. El descubrimiento de este yacimiento ha servido de base para numerosos estudios sobre el urbanismo, política y sociedad celta, así como para diferentes estudios sociológicos, entre ellos, el papel de la mujer.

No obstante, Redondo no descarta continuar con las excavaciones en un futuro para levantar todo el plano de La Coraja, y así ampliar los estudios del yacimiento. Un proyecto que sin duda generaría empleo en la localidad.

En la provincia de Cáceres, en las proximidades del Río Almonte, existen otros yacimientos importantes que no han llegado a ser excavados. Entre ellos el de Valdeagudo (en Garciaz), La Hoya (Aldeacentenera) y El Pardal, La Burra y la Villeta de Azuquén (Trujillo).

Fuente: Hoy Digital

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