La Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, a propuesta de la Dirección General de Museos, ha designado a Isidro Toro (Archidona, Málaga, 1957) como director del Museo Arqueológico de Granada, un nombramiento que coincide con Juana Bedia como directora del Museo de Huelva; Antonio Álvarez, en el Museo de Bellas Artes de Sevilla; y Juan José Alonso, como responsable del Museo de Cádiz.
Ellos serán los encargados de convertir estos espacios en lugares propios del siglo XXI, donde vanguardia tecnológica e historia formen un tándem perfecto al servicio del visitante.
Isidro Toro asume la dirección del Arqueológico de Granada tras su paso por la Delegación Provincial como arqueólogo, además de ser antiguo responsable de la Delegación y director del Museo de Paleontología de Orce.
Las dependencias de la Casa de Castril (donde se ubica el museo) no son extrañas para este licenciado en Geografía e Historia, que también regentó esta institución en la década de los 90. Un lugar emblemático en su vida, ya que en 1979 entró a hacer prácticas en él, para en 1981 ser contratado como vigilante del mismo. 25 años después se responsabiliza del nuevo proyecto museográfico.
-Pregunta de rigor. ¿Retos para el Arqueológico de Granada?
-Prepararlo para lanzar nuevos programas de modernización, de puesta al día y poner las mimbres para que sea un museo del siglo XXI.
«Necesita actualizarse»
-Da la sensación de que es un lugar con muy buenos fondos por el que la gente pasa por la puerta sin entrar, ya que no resulta muy atractivo...
-Efectivamente, al museo le hace falta una actualización, un discurso más pedagógico y más didáctico. Aún así tiene unos fondos muy ricos, los mejores después de Sevilla, en Andalucía. Y lo de Sevilla es relativo, ya que su fuerte son los restos romanos. El de Granada en lo que es Prehistoria antigua desde el Hombre de Neardenthal, con los hallazgos de Carihuela, Castellón Alto, la cultura algárica... tiene restos de otros periodos cronoculturales que son esenciales para comprender la historia no sólo de Andalucía, sino de Europa en general.
-¿De qué plazo de tiempo hablamos para esa 'puesta a punto'?
-Esa es la parte que estoy viendo, ya que sólo hace un mes que he tomado posesión. Aunque conozco el tema perfectamente, estoy pendiente de estudiar el tema con Pablo Suárez, director general de museos. En una reunión conjunta, ya pondremos fecha.
-¿Se quedó de piedra con su nombramiento por segunda vez como director de esta institución o se lo esperaba?
-No me he quedado de piedra, ya se me había avisado con tiempo. Yo reunía los requisitos, ya que soy del cuerpo superior de facultativos de museos. Para mí ha sido una gran satisfacción, es un lugar que aprecio mucho y en el que pongo muchas ilusiones.
«Innumerables tesoros»
-¿Conoce bien ese lugar, cuál es la joya mejor guardada?
-Creo que todo el discurso. Joyas hay muchas... La provincia de Granada con sus diferentes comarcas tiene el discurso de toda la Historia de Europa en los últimos dos millones de años; cosa que no tienen otras comarcas ni de España ni de toda Europa. El discurso más completo de nuestra historia como europeos está en Granada, en el Arqueológico. Luego hay piezas magníficas como las de la cultura de Neardenthal; el periodo algárico es una cosa esplendorosa; el mundo fenicio de Almuñécar es maravilloso; ni que decir los alabastrones de origen egipcio que los fenicios y los cartagineses trajeron hasta nuestras costas... En fin, un grupo innumerable de tesoros.
-¿Después de tantos años como director del museo de Orce, cómo es su relación con el Hombre de Orce?
-(Risas) Mi relación con el Hombre de Orce es estupenda. Seguimos investigando y ojalá sea así muchos años más. Yo sigo como investigador, pero ya no dirijo el museo, lo que no significa que ese pueblo y esa corporación no pueda contar conmigo. Yo sigo dispuesto a colaborar con todo lo que me pidan, de una forma completamente altruista y honoraria, sin que suponga ningún problema de incompatibilidades.
-¿Luchará para que venga a Granada la Dama de Baza?
-No creo que haya que encabezar ningún tipo de lucha, yo no tengo ningún papel en ese tema. Eso está en su marco, y ya lo han hablado la ministra de Cultura, Carmen Calvo, con el alcalde, Antonio Martínez. Ellos ya tienen las cosas más o menos explicadas y solventadas. Yo quiero insistir en que aunque mi nombramiento sea de libre designación mi papel es de técnico funcionario, no es de político ni mucho menos. No soy decisor, sino ejecutor de las políticas que me marquen.
-¿En su vida en general, usted no estará de acuerdo con la frase 'menos da una piedra', no?
-Yo creo que al revés, para mí es una gran satisfacción, por ejemplo, que se haya pensado en mí para afrontar este nuevo periodo creativo. Para nada 'menos da una piedra', al revés, son toda una joya.
fuente: Ideal Digital
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