Así lo confirmó Jorge Morín, de 39 años, doctor en Arqueología por la Universidad Autónoma de Madrid, que ha coordinado allí, durante dos años, una excavación de unas 30 hectáreas. Junto a Morín han participado como codirectores Ernesto Agustí y Mario López. Los restos encontrados proceden de la primera edad del hierro y pueden dar un vuelco a las investigaciones sobre la presencia púnica en España, muy ceñida al litoral costero mediterráneo-atlántico.
Los vestigios datan del siglo IX antes de Cristo y consisten en una cerámica rubricada con un signo fenicio semejante a la H, con un punto bajo su pie, que signaba la inicial de nombres propios como Aníbal o Amílcar.
Según explica Luis Alberto Ruiz Cabrero, especialista en civilización fenicia y profesor de Historia Antigua de la Universidad Complutense, "lo normal solía ser que los propietarios de ajuares de cerámica, generalmente comerciantes ágrafos o analfabetos, los signaran con un aspa o cruz, pero la particularidad de este testimonio es su personalización con rúbrica". A juicio de Ruiz Cabrero, "la presencia de un documento fenicio en las inmediaciones de Madrid podría explicarse por su traslado a cargo de un viajante fenicio" -no iletrado- "que hubiera seguido la ruta ganadera y de la sal, ya que ambas coincidían, y que conectaba el litoral atlántico onubense con el norte de España". Un ramal hacia Madrid habría traído hasta aquí la piedra inscrita.
Para el arqueólogo Jorge Morín: "Las Camas debió de ser un centro metalúrgico de importancia de la primera edad del hierro, ya que hemos encontrado también dos grandes cabañas, una de ellas de unos 40 metros de longitud por ocho y la otra, un poco menor, que revelan que pudo tratarse de una gran factoría". Metales, cerámica, instrumentos domésticos -hasta medio millón de fragmentos- y una cantidad similar, también ingente, de restos de semillas y de animales jóvenes forman parte de los materiales descubiertos.
El arqueólogo ha contado con un equipo de hasta un centenar de personas, entre biólogos, geólogos, químicos, analistas, expertos en semillas, además de historiadores, documentalistas y arqueólogos. Los trabajos en Villaverde han sido sufragados por la Junta de Compensación del Arroyo Butarque y comenzaron hace dos años con una serie de prospecciones, seguida de sondeos que culminaron con la apertura de una excavación de unos 300.000 metros cuadrados.
Fuente: El País
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