Pocas veces un mechón de pelo ha causado tanto revuelo. De hecho, apunto ha estado de provocar una crisis diplomática entre Francia y Egipto. Y es que no se trata de un mechón de pelo cualquiera, sino que procede de la cabellera del faraón Ramsés II.
Esta historia comienza cuando un cartero francés de 50 años, Jean-Michel Diebolt, puso el siguiente anuncio en internet, que ayer aún podía verse: «Vendo mechones de cabello de la momia de Ramsés II». En la página de anuncios gratuitos Vivastreet.fr, el cartero muestra fotos y certificados de esta reliquia de más de 3.000 años. Además, ofrece trozos de las vendas que envuelven la momia (su precio oscila entre 2.000 y 2.500 euros) y la resina que se utilizaba para embalsamar en el Antiguo Egipto. «Soy el único que las posee y nunca más se podrán extraer de la momia. La suma exigida es proporcional a la rareza del producto», explicaba Diebolt en el polémico anuncio.
¿Cómo llegaron a manos de este cartero francés los cabellos del faraón más célebre de Egipto? Su padre, explica, participó en los análisis que se le hicieron a la momia en Francia entre 1976 y 1977 para determinar las causas de un extraño mal que deterioraba los restos del faraón. Tras unos análisis de rayos gamma, se determinó el hongo que provocaba la putrefacción de la momia. Dicho estudio ayudó además a determinar algunos rasgos de Ramsés II: tenía 80 años cuando murió, medía 1,72 metros, tenía la piel clara... La momia se repatrió a Egipto en 1977. Nunca más ha salido del país.
En libertad sin cargos.
El martes por la noche la Policía de Grenoble confiscó en casa de Diebolt una decena de bolsas de plástico con cabellos y trozos de vendas y fue detenido en su domicilio de la ciudad de Saint-Egr_ve, cerca de Grenoble, para ser interrogado. Horas más tarde fue puesto en libertad sin cargos.
Tras salir de la comisaria, fue entrevistado por France 3: «Jamás hubiera imaginado que podía ocasionar un incidente diplomático. Lo lamento mucho. Pido excusas al Gobierno egipcio y las enviaré por escrito al Museo de El Cairo». Aclaró que la Policía le había dicho que «como era sincero y había entregado voluntariamente todo el material no habrá acciones judiciales contra mí».
Las reacciones se sucedieron tanto en Francia como en Egipto, donde la noticia cayó como una bomba entre los arqueólogos. «Estamos esperando ver los resultados de la investigación, pero, si se confirman, exijo recuperar todas las reliquias. Había un acuerdo entre Francia y Egipto para evitar este tipo de situaciones», comenta Zahi Hawass, responsable de las antigüedades egipcias, informa Afp.
«Espero que se trate de un timo. La momia de Ramsés II es un monumento nacional egipcio. Si las piezas son auténticas sería un escándalo. Se corre el riesgo de que se dañen las relaciones entre Francia y Egipto», añade Hawass, quien insta a Francia a que haya transparencia total en la investigación. Ayer escribió tanto al Museo del Louvre como al embajador de Francia en El Cairo, Philippe Coste, para pedir explicaciones.
Un portavoz del Ministerio francés de Asuntos Exteriores confirmó que éste se halla en permanente comunicación con las autoridades egipcias y afirma que las relaciones bilaterales entre ambos países han sido siempre ejemplares y que no se verán perjudicadas por este asunto, muy complicado judicialmente. Por un lado, el supuesto delito lo cometió el padre del cartero, que murió en 2001. Además, los hechos ocurrieron hace 30 años, con lo cual el delito habría prescrito.
La arqueóloga Christiane Desroches-Noblecourt cree que es inverosímil, porque los restos siempre estuvieron bajo el control de los científicos: «Pero sin son auténticos, sería una vergüenza, un escándalo y un sacrilegio». Otro arqueólogo francés, Christian Leblanc, uno de los máximos expertos en Ramsés II, afirma que, de confirmarse la autenticidad, «sería inaceptable».
El responsable del Comisariado para la Energía Atómica (CEA) en Grenoble, François Michel, recuerda que en 1976 la momia no salió del Museo del Hombre de París; allí se tomaron unas muestras -ignora dónde fueron a parar-, que se enviaron para ser analizadas a Grenoble y a otros 40 laboratorios franceses. El padre de Diebolt trabajaba en el CEA.
La polémica sale a la luz apenas unos días antes de que Hosni Moubarak y Jacques Chirac inauguren (el día 8) en el Grand Palais de París una exposición de los tesoros sumergidos de Egipto.
Fuente: ABC
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