Investigadores mexicanos dieron con los restos de lo que podría ser un personaje prehispánico de elevada posición en un templo situado en la zona arqueológica de Cañada de la Virgen, en el estado de Guanajuato.
Los restos fueron hallados cuando los arqueólogos estudiaban un mural dentro del conocido como "Templo Rojo", llamado así por la elevada presencia de pigmentos de hematita que presenta.
"La ubicación del entierro, en la parte superior del templo, indica que el muerto perteneció a la jerarquía de la época" prehispánica, dijo la directora del proyecto, Gabriela Zepeda.
La ofrenda mortuoria apoya esta hipótesis, porque aunque no se trata de riquezas, está compuesta por vasijas y piezas hechas especialmente para ser enterradas con el cadáver, que los enterradores "mataron" (rompieron) ritualmente al depositarlas junto al cuerpo.
Los especialistas desconocen aún el sexo, la edad o las enfermedades que padeció el dueño de la osamenta, pero confían en averiguarlo merced a pruebas de laboratorio.
El templo donde se encontraron los restos fue levantado entre el año 660 y el 1050 después de Cristo en un enclave, cuya construcción más antigua se remontaría al 440 d.C, en la región conocida como Gran Chichimeca.
"Era un lugar construido para coordinar los ciclos de siembra, que rige el calendario solar, y los de recolección, guiados por el calendario lunar", aseguró Zepeda.
Según la experta, "toda la estructura es un reloj cósmico, está construido de forma planificada con el pensamiento de las antiguas culturas mesoamericanas".
El calendario solar, que marca los ciclos agrarios y los festejos, es la columna vertebral del pensamiento antiguo mesoamericano, explicó Zepeda.
"Aparentemente los pobladores te dicen que mires al oeste, han alineado el enclave para que las construcciones se adapten a los fenómenos del sol y la luna", afirmó la directora del proyecto respecto de como los rayos de sol o la luz lunar pasan por distintas estructuras.
La relevancia del templo reside en que sus 5 por 17 metros lo convierten en el más grande de los que quedan de Mesoamérica, la mayoría destruidos por los españoles cuando llegaron en el siglo XVI.
La monumental arquitectura contrasta con lo que hasta ahora se pensaba de los asentamientos de grupos agrícolas de la región, que no alcanzaban ese tamaño.
La culturas mesoamericanas vivieron entre el noroeste mexicano y Punta Arenas en la actual Costa Rica (una extensión de 1.1 millones de kilómetros cuadrados) y compartían una serie de rasgos comunes como el calendario, el sistema social, principios religiosos o las construcciones.
La época mesoamericana se extendió desde el 2500 a.C hasta el 1521 dC, año de la conquista de Tenochtitlán (centro de la actual Ciudad de México) a manos de las tropas españolas que comandaba Hernán Cortés.
Las hipótesis sobre quiénes fueron los pobladores de la zona arqueológica de Cañada de la Virgen se centran sobre los otomíes, que ofrendaban a la luna, y los nahuas.
El yacimiento arqueológico de Cañada de la Virgen se encuentra dentro de una propiedad privada del mismo nombre y de unas 5.000 hectáreas de superficie, a 12 kilómetros de la carretera más próxima.
La zona arqueológica se encuentra a unos 120 kilómetros al noroeste de otro enclave arqueológico de Guanajuato, el de Plazuelas, que se abrió al público hace unos meses.
Los trabajos de excavación se desarrollan en ocho frentes y están integrados por treinta trabajadores, doce investigadores de disciplinas diversas y cinco técnicos de fotografía documental.
Entre los especialistas hay arqueólogos, antropólogos, químicos, historiadores y restauradores, entre otros.
La inversión total del proyecto en los cinco años que lleva desarrollándose es de unos 12 millones de pesos (1.1 millones de dólares), a razón de una media de 2 millones de pesos anuales.
En él participan el Instituto Nacional de Arqueología e Historia mexicano (INAH), la Secretaría de Desarrollo Social y Humano de Guanajuato, el Instituto Cultural de Guanajuato, la Universidad estatal y el ayuntamiento del municipio.
Por el momento no hay sobre la mesa una fecha determinada para que el emplazamiento abra sus puertas al turismo ni en qué condiciones.
Fuente: Frontera
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