ENTREVISTA: María Rosa Suarez-Inclán. Presidenta de Icomos-Unesco.
Desde 1976, su vida profesional ha estado dedicada al estudio y defensa del patrimonio cultural en el ámbito nacional e internacional, a través de la Administración pública y de diversas entidades no gubernamentales. Ahora es presidenta de Icomos, el Comité Español del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios histórico-artísticos, dependiente de la Unesco. María Rosa Suárez-Inclán es la máxima responsable del informe que cuestiona los recientes planes urbanísticos para Toledo, que amenazan a la que fuera capital del reino visigodo.
Pregunta. ¿Cómo, cuándo y por qué se elaboró el informe de Icomos para la Unesco?
Respuesta. El informe se hizo en mayo por miembros del comité especialistas en diferentes campos de la conservación del patrimonio cultural, tras tener conocimiento del nuevo Plan de Ordenación Municipal (POM) de Toledo a través de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Un equipo de especialistas visitó la ciudad y recabó información directa. Así confirmó la evidencia -y se comunicó a los responsables- de la singular importancia del yacimiento arqueológico de la Vega Baja. En nuestro informe se analiza la extensión, naturaleza y significado de los valores culturales y paisajísticos de Toledo reconocidos por la Unesco y reflejados en su expediente de declaración como patrimonio mundial (1986), y se advierte de que la aprobación del POM entrañaría un grave incumplimiento de los compromisos de protección adquiridos por la Administración española. Las autoridades competentes tienen la obligación de informar y consultar a la Unesco, pero gran parte del territorio de la Vega Baja fue recalificado como "suelo urbanizable" y cambiados sus usos permitidos, sin previa notificación y consulta.
P. ¿A qué instancias ha sido remitido su informe?
R. Al Ayuntamiento de Toledo, a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, al Ministerio de Cultura y al presidente internacional de Icomos que, a su vez, lo ha puesto en conocimiento de la Secretaría del Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco.
P. ¿Ha habido alguna respuesta por parte de esos organismos que lo han recibido?
R. Icomos, a escala internacional, se ha interesado vivamente por los peligros que amenazan a Toledo como patrimonio mundial. Así lo demuestra, entre otras cosas, la visita que realizó el presidente internacional del consejo a Toledo el 15 de mayo -cuando se entrevistó con la consejera de Cultura, Blanca Calvo, y el alcalde, José Manuel Molina- y, especialmente, la carta que dirigió al alcalde el 6 de junio, apoyando totalmente nuestro informe e insistiendo en los riesgos del POM. El caso de Toledo se incluirá en la agenda de la próxima reunión del Comité del Patrimonio Mundial, en 2007.
P. Su informe señala multitud de potenciales incumplimientos legales si se desarrolla el POM con respecto a las especiales obligaciones urbanísticas que concurren en Toledo y da especial importancia a la Vega Baja, ¿por qué?
R. Porque con la Vega Baja edificada, de acuerdo al POM, se perderá uno de los valores fundamentales por los que Toledo se incluyó en la lista del patrimonio mundial: su unidad arquitectónica e integración en el paisaje, lo que le confiere un valor universal excepcional. Se perderán unos espacios que son seña de identidad territorial. La Vega Baja muestra, mediante los importantes testimonios arqueológicos conservados y en fase de excavación, la destacable presencia del asentamiento romano y el carácter del urbanismo visigodo casi desconocido hasta hoy. Se perderán importantes restos arqueológicos (no basta con decir que se estudiarán y documentarán), la posibilidad de contemplarlos, estudiarlos y comprenderlos in situ.
P. ¿Pero qué supone el POM con respecto al plan general de urbanismo anterior?
R. El POM no tiene en cuenta la totalidad de la protección de los espacios y valores protegidos señalados en el expediente de declaración de Toledo como patrimonio mundial. Significa un cambio total con respecto al anterior plan general, en la manera de entender la ciudad y la protección de los valores culturales toledanos. Frente a unos criterios al servicio de la conservación de la identidad morfoló-gica y de los valores culturales y paisajísticos de la ciudad, el POM configura un modelo urbano con unas nuevas áreas urbanizadas y unas condiciones de edificabilidad y uso que rompen con lo anterior. Los valores culturales, materiales e inmateriales de Toledo pueden perderse irremediablemente.
P. ¿Qué opina de las declaraciones del alcalde de Toledo, José Manuel Molina, en las que resta valor arqueológico a la zona y a los restos encontrados?
R. Cuando, no ya sólo la Unesco a través de Icomos, sino todas las reales academias competentes en patrimonio histórico dicen que tienen un valor excepcional, será por algo.
P. ¿Y de la propuesta del director general de Patrimonio, Enrique Lorente, y de la concejala de urbanismo, Mari Paz González, de crear "reservas arqueológicas integradas" en el proyecto urbanístico?
R. Teniendo en cuenta la importancia y envergadura demostradas de los restos arqueológicos hallados, únicos en su género y fundamentales para conocer muchos datos ignorados sobre dos siglos de nuestra historia, es preciso abogar por la conservación de los mismos "en toda la riqueza de su autenticidad", como reza la Carta de Venecia, y de su integridad, como preconizan las directrices de aplicación de la Convención del Patrimonio Mundial. Reducir la posible lectura directa del entramado urbano de la capital del reino visigodo a unas meras muestras residuales resulta francamente contrario a la doctrina internacional de la conservación y al interés científico.
P. ¿Qué papel cree que ha jugado en este asunto la llegada del AVE a Toledo?
R. Puede haber sido un factor dinamizador. Pero Toledo puede beneficiarse en otros términos más sensatos para la conservación del valor universal excepcional que le ha sido reconocido por la Unesco, tanto de la llegada del AVE como de la expansión de Madrid -que probablemente es el factor fundamental-, y no exterminar sus valores.
P. ¿Qué solución ve a este conflicto y de quién depende?
R. La solución depende de las autoridades responsables, cada una de acuerdo con sus competencias. Ahora, una vez aprobado provisionalmente el POM, depende de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
P. ¿Y qué hay de los constructores, que ya han comprado y pagado las parcelas, y de los cooperativistas que esperan sus casas?
R. Esta pregunta es mejor hacérsela a las autoridades que han motivado la situación.
P. ¿Cuál sería la reacción de la Unesco si finalmente se llevase a término este plan de la Vega Baja, aunque se mantuvieran las "reservas arqueológicas" mencionadas por los responsables locales?
R. Icomos deberá siempre señalar aquellas acciones que convengan a la protección del patrimonio cultural y paisajístico de Toledo. Y la Vega Baja, donde quieren construir, es un espacio protegido.
P. ¿Y qué papel debe jugar el Ministerio de Cultura?
R. Garantizar el cumplimiento de los compromisos de protección de los valores culturales y paisajísticos de Toledo adquiridos por nuestro país tras su inclusión en la lista del patrimonio mundial. Existe una Dirección General de Bellas Artes y, dentro de ella, una Subdirección General de Protección del Patrimonio Histórico, que deben responder. Si los responsables municipales y autonómicos no cumplen con los compromisos adquiridos por nuestro país ante la comunidad internacional, el Ministerio de Cultura tiene la obligación de hacerlo, según la ley, por incómoda que le sea la situación.
Fuente: El País.
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