Las viejas instalaciones fabriles de Vitoria, como Destilerías Hernández, siguen vivas en la memoria de muchos ciudadanos
SOCIEDAD LANDAZURI
En la sección Nuestro Patrimonio del pasado 29 de mayo, y con este mismo nombre, se recogía una interesante y preocupada intervención sobre la importancia de cuidar la memoria histórica de actividades industriales o empresariales que forman parte indudable de nuestro patrimonio cultural e histórico.
En este sentido quisiera destacar la publicación en 1992 del libro 'Arqueología Industrial en Álava', resultado de las investigaciones de Maite Ibáñez Gómez, Mª José Torrecilla Gorbea y Marta Zabala Llanos, en una cuidada edición ilustrada con fotografías de Santiago Yaniz Aramendia.
En este trabajo, parte de una investigación realizada en la Universidad de Deusto, que cubrió todo el País Vasco, patrocinada por el Departamento de Cultura del Gobierno vasco y la empresa AGFA, se realizan interesantes consideraciones sobre la metodología de lo que considera una variante de los estudios arqueológicos tradicionales, cuyo marco cronológico y temático serían «la revisión de cuantos vestigios pueden hallarse de los procesos productivos o del trabajo humano, en un territorio amplio, y desde las fórmulas artesanales hasta las tecnologías superadas por el desarrollo industrial, fijando como límite flexible los años 30 del siglo XX».
Dentro de ese marco, y centrándonos territorialmente en Vitoria, son muchas las viejas instalaciones industriales cuya memoria sigue viva en muchos ciudadanos vitorianos, bien por haberlas conocido personalmente antes de desaparecer o transformarse, o bien por referencias familiares (caso de La Meta, Aranzabal, Cervezas Knorr, la primitiva fábrica de Fournier, el Áncora de Abechuco, Aranegui, o la Azucarera Alavesa, cuya restauración es un ejemplo de conservación del patrimonio industrial). Una de ellas, a la que haremos referencia en esta ocasión, es la vieja fábrica de licores 'Destilerías Hernández', cuya imagen aparece en un documento comercial de 1936.
Esta instalación industrial se inscribe en el conjunto de industrias derivadas de la actividad vinícola que evolucionará a la fabricación de aguardientes y licores por destilación, y está ligada en sus orígenes a la extensión de actividades de cosecheros de vinos que procedentes de zonas próximas (Rioja, Ribera de Navarra o, como en el caso que nos ocupa, Aragón) se instalarán en diversas localidades del País Vasco, en Álava principalmente en Vitoria y Amurrio (Manuel Acha) a lo largo del ochocientos.
Innovación tecnológica
Si bien la fábrica de licores de Hernández fue fundada en 1876, la instalación fabril tal y como aparece en el documento citado es el resultado de la ampliación de 1926, años en los que se produjo un fuerte impulso innovador que llevó a los productores a ampliar y reacondicionar sus instalaciones.
Esta renovación coincidió con la innovación tecnológica que supuso la introducción, en la fábrica de Baltasar Hernández y Hno. de un generador de vapor para su utilización en el alambique de destilación de licores, operación que hasta la fecha se realizaba a fuego directo. Muchos de los lectores de esta sección recordarán la fábrica de licores, situada en la calle Santiago, más allá del puente que salvaba las vías del ferrocarril vasco-navarro por Los Herrán, y enfrente del que fuera cuartel de caballería; así como también hemos podido comprobar que en la memoria histórica de muchos de nuestros conciudadanos perdura el recuerdo de cómo, una de las compras obligadas para Navidad era la de la botella de Anisete Maygolo, una de las marcas producidas que, junto con otras de Coñac, Ginebra, etc. mantuvieron un fuerte prestigio comercial, al menos a nivel provincial, hasta la década de los sesenta del siglo pasado.
Fuente: El Correo Digital
En la sección Nuestro Patrimonio del pasado 29 de mayo, y con este mismo nombre, se recogía una interesante y preocupada intervención sobre la importancia de cuidar la memoria histórica de actividades industriales o empresariales que forman parte indudable de nuestro patrimonio cultural e histórico.
En este sentido quisiera destacar la publicación en 1992 del libro 'Arqueología Industrial en Álava', resultado de las investigaciones de Maite Ibáñez Gómez, Mª José Torrecilla Gorbea y Marta Zabala Llanos, en una cuidada edición ilustrada con fotografías de Santiago Yaniz Aramendia.
En este trabajo, parte de una investigación realizada en la Universidad de Deusto, que cubrió todo el País Vasco, patrocinada por el Departamento de Cultura del Gobierno vasco y la empresa AGFA, se realizan interesantes consideraciones sobre la metodología de lo que considera una variante de los estudios arqueológicos tradicionales, cuyo marco cronológico y temático serían «la revisión de cuantos vestigios pueden hallarse de los procesos productivos o del trabajo humano, en un territorio amplio, y desde las fórmulas artesanales hasta las tecnologías superadas por el desarrollo industrial, fijando como límite flexible los años 30 del siglo XX».
Dentro de ese marco, y centrándonos territorialmente en Vitoria, son muchas las viejas instalaciones industriales cuya memoria sigue viva en muchos ciudadanos vitorianos, bien por haberlas conocido personalmente antes de desaparecer o transformarse, o bien por referencias familiares (caso de La Meta, Aranzabal, Cervezas Knorr, la primitiva fábrica de Fournier, el Áncora de Abechuco, Aranegui, o la Azucarera Alavesa, cuya restauración es un ejemplo de conservación del patrimonio industrial). Una de ellas, a la que haremos referencia en esta ocasión, es la vieja fábrica de licores 'Destilerías Hernández', cuya imagen aparece en un documento comercial de 1936.
Esta instalación industrial se inscribe en el conjunto de industrias derivadas de la actividad vinícola que evolucionará a la fabricación de aguardientes y licores por destilación, y está ligada en sus orígenes a la extensión de actividades de cosecheros de vinos que procedentes de zonas próximas (Rioja, Ribera de Navarra o, como en el caso que nos ocupa, Aragón) se instalarán en diversas localidades del País Vasco, en Álava principalmente en Vitoria y Amurrio (Manuel Acha) a lo largo del ochocientos.
Innovación tecnológica
Si bien la fábrica de licores de Hernández fue fundada en 1876, la instalación fabril tal y como aparece en el documento citado es el resultado de la ampliación de 1926, años en los que se produjo un fuerte impulso innovador que llevó a los productores a ampliar y reacondicionar sus instalaciones.
Esta renovación coincidió con la innovación tecnológica que supuso la introducción, en la fábrica de Baltasar Hernández y Hno. de un generador de vapor para su utilización en el alambique de destilación de licores, operación que hasta la fecha se realizaba a fuego directo. Muchos de los lectores de esta sección recordarán la fábrica de licores, situada en la calle Santiago, más allá del puente que salvaba las vías del ferrocarril vasco-navarro por Los Herrán, y enfrente del que fuera cuartel de caballería; así como también hemos podido comprobar que en la memoria histórica de muchos de nuestros conciudadanos perdura el recuerdo de cómo, una de las compras obligadas para Navidad era la de la botella de Anisete Maygolo, una de las marcas producidas que, junto con otras de Coñac, Ginebra, etc. mantuvieron un fuerte prestigio comercial, al menos a nivel provincial, hasta la década de los sesenta del siglo pasado.
Fuente: El Correo Digital
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