La segunda fase de la restauración del recinto amurallado está a punto de finalizar y faltan otras dos para culminar la obra.
La segunda fase de restauración de las murallas de El Charcón ha logrado recuperar el camino de ronda, que después, una vez terminada esta fase y las dos que aún restan por llevar a cabo, se habilitará para poder ser visitado por los talaveranos. Así, según explicó a este diario el concejal de Patrimonio, Carlos Gil, la pretensión es recuperar este monumento para la ciudad, para que después pueda ser visitado y que los talaveranos conozcan el valor de sus murallas.
El edil manifestó su satisfacción al comprobar los resultados de esta segunda fase, que ha permitido poder transitar de nuevo por el camino de ronda y desde allí contar con unas «vistas magníficas de todo lo que era el primer recinto amurallado», y de igual manera, contar ya con una idea «de lo que era este recinto amurallado, de su potencia y de su fuerza».
Un recinto «único en España» cuya segunda fase de restauración está a punto de finalizar, por lo que será este mismo mes cuando cesen los trabajos en el tramo que corresponde , a pesar del problema surgido en una de las torres, donde se ha producido un «pequeño corrimiento» y ha surgido una grieta.
Cristina Lázaro, directora de las excavaciones arqueológicas de El Charcón, explicó que durante esta segunda fase, en la que se está actuando desde el pasado mes de junio sobre el tramo que comprende de la torre albarrana T32 hasta la T36, se ha hecho una limpieza de todos los paramentos de la muralla, se ha reforzado el rejuntado y se han consolidado las partes del núcleo y la muralla que no estaban estructuralmente en buenas condiciones. En este sentido, comentó que el estado de conservación es bastante bueno, a excepción de la T34, que ha presentado algunos problemas, así como el lienzo entre las torres T32 y la T33 y de la T33 a la T34.
Lo más llamativo de esta fase, a su juicio, es precisamente la recuperación del paso del camino de ronda, que estaba impracticable hasta la fecha, y que era por donde los vigilantes hacían su ronda para defender la fortaleza. Un camino «único en la ciudad», que sólo se conserva en este tramo de la muralla, desde el que se puede uno hacer una idea de cómo era el trazado de la muralla y por dónde discurría.
Según explicó Lázaro, el criterio de la restauración contempla «mantener todas las huellas y todo el paso del tiempo que ha sufrido la muralla» y «no alterar las modificaciones que ha padecido la muralla desde su construcción». Así, la muralla conserva una herencia de siglos de historia, desde su construcción en el siglo X por los árabes hasta el siglo XX, cuando se demolieron las últimas viviendas adosadas a la muralla. Algo posible por el hecho de que todas las modificaciones sufridas por la muralla se han mantenido, desde los huecos de las chimeneas hasta las alacenas, estanterías, «para respetar el uso de la muralla y que se vea el paso del tiempo en la misma, y cómo se ha adaptado al urbanismo y a la ciudad».
Según un estudio de Sergio Martínez Lillo, la historia de las murallas tiene cinco fases; la andalusí I, de inicios del siglo X, donde se funda el ámbito doméstico; la andalusí II, del siglo X al XI y cuando se procede a la reforma de este ámbito doméstico; la andalusí III, de finales del X a principios del XI, fecha en la que se construyen la muralla y los lienzos omeyas;la andalusí IV, de la primera o segunda mitad del siglo XI, cuando se procede a la reforma de la muralla, con la ampliación en el tamaño de las torres; y una última fase, la feudal I, correspondiente a los siglos XIII y XIV, y cuando se construyen las torres albarranas y la barbacana.
Ahora resta la aprobación del proyecto de la tercera fase de restauración de las murallas, que ha sido rechazado por el momento porque es necesario introducir una serie de modificaciones, como el acabado exterior de la muralla en el tramo que da acceso a la calle San Clemente. Una vez se apruebe este proyecto, se buscarán las vías de financiación para poder acometer las obras. En este sentido, Carlos Gil apuntó que, al igual que las dos fases anteriores se han realizado con cargo al uno por ciento cultural, se intentará que esta tercera fase se subvencione así.
Tras la aprobación de este proyecto correspondiente, se iniciará una tercera fase, que comprenderá desde la torre albarrana T36 hasta la Puerta de Mérida, donde básicamente se restaurará este tramo de muralla.
Después, en una última fase, financiada ya por el Ayuntamiento, se procederá a realizar excavaciones en la zona, así como al acondicionamiento exterior del conjunto, de cara a que los ciudadanos «puedan pasear tranquilamente por la muralla de Talavera». Lo más probable es que se habilite una zona de jardín y otra donde se mostrará y explicará a los visitantes lo que hay allí, con la consiguiente iluminación. «Vamos a poder pasear bajo una muralla real», resaltó Gil, «tal como la hicieron los árabes en su dominación, no reconstruida con posterioridad».
En opinión de Gil, si se han tardado cuatro meses en recuperar un tramo de muralla de aproximadamente 60 metros de longitud, las labores en el tramo que resta, de menores dimensiones, no se prolongarán mucho más. Al respecto, también hizo hincapié en el trabajo que está llevando a cabo la empresa adjudicataria de los trabajos, Clar Rehabilitación, «que ha llegado a Talavera con muchas ganas de hacer muchas y buenas rehabilitaciones y están trabajando muy bien y a un ritmo muy importante».
Gil, a pesar de no querer hablar de plazos de finalización de todos los trabajos de El Charcón, sí comentó que se conformaría «con que al final de esta legislatura El Charcón estuviera visitable».
Fuente: http://www.diariolatribuna.com/
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