28 octubre 2007

La ruta de la arqueología industrial

La ruta de la arqueología industrial
ARNAO. Vista general del poblado, con la casona en la parte inferior y la mina al fondo. / MARIETA
Nada queda de los viejos martinetes de cobre de los caldereros, que tanta fama dieron a Avilés y Corvera, y el mismo camino llevan las instalaciones de ENSIDESA, la que fue la mayor factoría siderúrgica de España y que transformó radicalmente la comarca de Avilés a partir de la década de 1950. Lamentablemente, ya se han derribado los cuatro hornos altos y la central térmica, elementos singulares y muy característicos de aquella gran fábrica, alguno de los cuales seguramente convendría haber conservado como testimonio de una época importantísima de la historia avilesina. Sin embargo, pese a todo, los vestigios industriales que se conservan en esta zona son muy ricos. Para comprobarlo, basta recorrer, en automóvil y a pie, esta ruta de sólo unos 13 kilómetros.

Proponemos comenzarla en la localidad de Arnao, en el concejo de Castrillón, donde se inició la industrialización en los años 1833-1834, con la explotación, por parte de la Real Compañía Asturiana de Minas, de capital belga y español, de una mina de carbón, que fue la primera de España con galerías submarinas, y la posterior inauguración (1855) de una fundición de zinc. Las instalaciones industriales y el poblado de Arnao han sido declarados Conjunto Histórico Industrial. Forman este interesantísimo complejo el castillete de la mina, edificio de madera con curiosa cubierta de zinc; es conocido por los mineros como el güelu (el abuelo), por ser el más antiguo de cuantos se conservan en la región asturiana. En su interior se guarda la pequeña locomotora Eleonore, que cubría la línea de vía estrecha que unía Arnao con San Juan de Nieva, en la ría de Avilés; de 1880, se trata de una de las locomotoras más antiguas de España y sin duda la más antigua de Asturias. La chimenea del Alto el Cepeo es la única que se conserva de cuantas existieron para ventilación de las galerías de la mina.

Otros edificios emblemáticos que se conservan son el antiguo laboratorio, hoy usado como almacén; el economato, que hoy sigue funcionando como supermercado; las naves de los antiguos garajes, en la actualidad utilizadas como parque de obras y servicios por el Ayuntamiento de Castrillón; el edificio del archivo de Asturiana de Zinc (empresa continuadora de la Real Compañía Asturiana de Minas), en fase de catalogación, constituye un inventario fundamental para la historia industrial y socioeconómica de la época; la fábrica de transformados continúa en pleno funcionamiento. Elementos significativos del poblado son también las casas de los obreros, de diferentes tipologías y construidas entre los años 1880 y 1903. Son unifamiliares, yuxtapuestas dos a dos o formando alineaciones, de dos pisos y con un pequeño patio delantero; algunas con huerta detrás. Parte de ellas cuentan con un elemento típico de la arquitectura tradicional asturiana: el corredor de madera. En Arnao llegaron a trabajar, entre la mina y la fábrica, unos 800 obreros. La Casona es el edificio de mayor envergadura de todo el poblado y servía de residencia al director de la compañía. Situada en un promontorio cerca del mar, dominando todo el conjunto de Arnao, está formada por dos bloques rectangulares dispuestos en paralelo unidos por un corredor transversal volado. El bloque delantero data de 1880 y es de estilo neorrenacentista, con capilla en el lado occidental, mientras que el bloque posterior, de 1903, es de concepción más modesta. Destacan los elementos de zinc empleados en balcones y tejados. Va a ser rehabilitada para uso hostelero.

Las escuelas del Ave María se inauguraron en 1913 y constan de un edificio principal y otros dos menores dedicados a parvulario. El edificio principal, de ladrillo visto, tiene un cuerpo central de dos plantas y dos alas laterales de un solo piso, donde se ubican las aulas, con ventanales amplios. En los patios traseros cuentan con un amplio repertorio de cuadros didácticos, realizados en relieve en el suelo, en los que aparecen un mapamundi, los mapas de España y Asturias, la rayuela, los números romanos, un reloj, figuras geométricas, etc. Con buen tiempo las clases se impartían al aire libre, lo que constituía algo muy novedoso en aquella época. Curiosamente, la empresa no construyó nunca una iglesia en el poblado de Arnao, al contrario de lo que era habitual.

Desde Arnao pasamos a la vecina localidad de Salinas, a través del túnel que atravesaban en su tiempo el ferrocarril de la fábrica, el tranvía, la carretera y los peatones. Unos metros más adelante, a la derecha, nos encontramos con otra valiosa muestra industrial: la locomotora Rojillín, de 1925, utilizada por la Real Compañía Asturiana de Minas en sus instalaciones de Reocín (Cantabria), en el ferrocarril de vía estrecha que allí poseía. Actualmente, con el añadido de un vagón de madera, se utiliza como Oficina de Turismo del Ayuntamiento de Castrillón en Salinas. Está emplazada al lado del pequeño túnel de San Martín, del año 1853, que en su día fue el más largo de España (unos 620 metros), y por el que atravesaba el primitivo ferrocarril industrial de tracción animal de la fábrica de Arnao. Hoy este túnel está cerrado.

Toda la comarca

Desde allí tomamos, a la izquierda, la avenida de Clarín, que nos llevará directamente hasta la carretera de San Juan de Nieva, por la que debemos seguir hasta la avenida del Conde de Guadalhorce, ya en Avilés, que transcurre paralela a la ría. A la derecha, en el tramo ya más próximo al casco urbano, se hallan las naves de Balsera, construidas pos Antonio Alonso hacia 1910 para el industrial Victoriano Fernández Balsera, que las utilizó como almacenes de coloniales. Son tres naves paralelas, con fachada principal hacia la ría y otra posterior a las vías del ferrocarril. Cada nave, con cubierta independiente a dos aguas, estructura la fachada en tres partes, separadas por largos pilares que rebasan el alero. La nave central, en la que se ubicaban la dirección y las oficinas, cuenta con un balcón y dos miradores. Continuamos por la arteria del puerto, sin entrar en la villa y sin tomar ningún desvío, que nos llevará directamente hasta la glorieta de Los Canapés, donde debemos girar a la derecha unos metros, en dirección al centro de Avilés, para detenernos frente a La Curtidora, llamativo edificio bien visible puesto que cuenta con una alta chimenea. Remodelada en 1995 para albergar un centro de empresas, fue originariamente una fábrica de curtidos, construida en el siglo XIX y posteriormente ampliada y modernizada en 1902. Es uno de los escasos edificios industriales de inspiración historicista de Asturias, y consta de una nave central y dos laterales de menor altura.

Continuamos nuestra ruta atravesando de nuevo la glorieta de Los Canapés para seguir, a través de la calle de Santa Apolonia, en dirección a Villalegre, donde debemos desviarnos a la izquierda hacia la estación de Renfe. Al otro lado de las vías podemos contemplar las impresionantes ruinas de la Azucarera que allí funcionó entre los años 1898 y 1906. Posteriormente estas instalaciones acogieron una fábrica de ladrillos, hasta que fue parcialmente destruida durante la Guerra Civil de 1936. Volvemos a la calle de Santa Apolonia, en dirección a Oviedo, hasta llegar a Cancienes, en el concejo de Corvera. Allí, en el centro de la localidad, a la izquierda, podemos contemplar el edificio de La Lechera de Cancienes, fábrica de manteca y central lechera creada con capital indiano en 1907, posteriormente integrada en la empresa El Castillo y que funcionó hasta la década de 1980.

Fuente: El comercio digital

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